Por mucho tiempo he señalado la claudicación del gobierno para manejar y operar el transporte público.

 

Las concesiones no eran una mala idea, pero, con el tiempo, se han convertido en la pesadilla de los usuarios, de la propia autoridad.

 

Un parque vehicular obsoleto, riesgoso, autobuses hechizos.  Eso sí, libera presión presupuestal a las administraciones.

 

Sin embargo, hay forma para que este modelo funcione.  Está bien concesionarlo, pero no abandonarlo y para muestra el caso sinaloense.

 

El gobernador Quirino Ordaz entregó 100 nuevas unidades de transporte público, las cuales, cuentan con cámaras de video al interior, conectadas con C4, un botón de pánico que podrá accionar el chofer, y un sistema GPS para conocer la ubicación exacta de la unidad, además de aire acondicionado, dadas las características de la región.

 

Este plan lo hizo con los concesionarios de transporte y con ello se demuestra que: se puede concesionar más no olvidar.