A finales de diciembre del año pasado, el presidente de nuestro país presentó un plan para atajar el grave problema de robo de combustibles, conocido popularmente como ‘huachicoleo’. No me queda claro el origen de la palabra ‘huachicol’, porque algunos autores argumentan que proviene del latín ‘aquatus’, que significa ‘aguado’ y que más tarde en francés tomó la forma de ‘gouache’. En este sentido, se dice que al combinar las palabras ‘gouache’ -sobre todo a partir de la técnica de pintura diluida-, con ‘alcohol’, para referirse a un alcohol aguado o adulterado, ‘nació’ la palabra ‘guachicol’ o ‘huachicol’ (“Huachicol y huachicolero, ¿Qué significan estas palabras?”, México Desconocido, 9 de enero, 2019). Por otro lado, se cree que la palabra ‘huachicol’ proviene de etnias emparentadas con los huicholes, llamados ‘Huachichiles’ o ‘Guaches’ que entre otras cosas, se especializaban en la elaboración y consumo de bebidas alcohólicas para ritos ceremoniales (Amador, Elías “Nombres indígenas todavía en uso en el Estado de Zacatecas”, 1897). Independientemente de la procedencia de la palabra, hoy en día la palabra ’huachicol’ en México se utiliza para referirse a hidrocarburo robado.
Desafortunadamente, el robo de combustibles en México se ha ido acrecentando en los últimos años de manera significativa. De acuerdo con los datos más actualizados de Petróleos Mexicanos, el robo de hidrocarburos ha crecido poco más de 170 por ciento, de 2013 a noviembre de 2018, sumando 65 mil barriles diarios promedio (de enero a noviembre de 2018). Cabe señalar que en el periodo comprendido entre 2013 y 2018, 66 por ciento del robo llevó a cabo directamente mediante la ‘ordeña’ de ductos y el 34 por ciento restante en instalaciones. Si cada barril de hidrocarburo es equivalente a 42 galones y 42 galones equivalen a 158.99 litros, entonces el robo de hidrocarburos el año pasado -al menos hasta noviembre-, fue de poco más de 10.3 millones de litros diarios. Para tener una idea de cuánto es esto en términos monetarios al año, hagamos el supuesto de que todo el robo fue de gasolina magna y utilicemos el precio promedio nacional del pasado 13 de enero que se ubicó en 18.91 pesos por litro. Esto nos arroja un robo anual de cerca de 72 mil millones de pesos (o 0.3 puntos porcentuales del PIB). Esto representa una fuga significativa de recursos para Pemex y el gobierno federal.
No puedo ver mas que como una intención loable de parte del gobierno querer combatir el robo de hidrocarburos. No obstante lo anterior, a pesar de los beneficios en el largo plazo, el combate a la corrupción normalmente conlleva costos en el corto plazo. Considero que es por ello que hoy nos encontramos experimentando falta de suministro de gasolina en varias entidades del país. De acuerdo a reportes periodísticos a los que les he dado seguimiento, entre seis y diez entidades federativas han sido afectadas del 31 de diciembre del año pasado a la fecha. ¿De dónde proviene la falta de suministro? Varios periodistas y columnistas han comentado que la falta de suministro se pudo haber ocasionado debido a la potencial disminución deliberada de importación de gasolina. La información operativa y de comercio internacional que publica Pemex mensualmente está actualizada hasta el mes de noviembre de 2018. En este sentido, Pemex llevará a cabo la publicación de su reporte mensual -como lo hace regularmente-, el próximo 21 de enero. Ahí se podrá observar si realmente se redujo la importación de gasolina. El gobierno federal ha desmentido dicha reducción y al platicar con personas que viven en Coatzacoalcos, Veracruz, por ejemplo, me han comentado que están observando un comportamiento muy irregular, en donde hay una cantidad muy inusual de barcos ‘tanqueros’ haciendo fila para descargar hidrocarburos.
Así, tomando en cuenta que recientemente se inició una cruzada para combatir el ‘huachicoleo’ y que como parte de estas acciones se cerraron varios ductos, el resultado es la falta de suministro. Por un lado, ésta se debe a que la red de pipas -ahora acompañadas por un operativo militar-, es una forma mucho menos rápida e ineficiente para distribuir gasolina y otros hidrocarburos. Por otro lado, varias gasolinerías que compraban
parte de sus ventas a los ‘huachicoleros’, ya no pueden enfrentar la demanda ‘normal’, ante la falta del suministro fraudulento.
Considero que las acciones emprendidas por esta administración son positivas, aunque de corto plazo podrían tener un impacto negativo, en términos de crecimiento del PIB en 1T19. Si bien no es sencillo evaluar el impacto total -sobre todo en términos de la magnitud y la duración del problema-, considero que por lo pronto habrá un impacto negativo tanto en el transporte de pasajeros como de mercancías, así como en los aeropuertos en algunas entidades del país, lo que podría llevar a observar una tasa de crecimiento trimestral del PIB -ajustada por estacionalidad-, cercana a cero o inclusive ligeramente negativa, aunque la tasa anual seguirá siendo positiva. No obstante lo anterior, no veo un impacto significativo en la inflación, por el momento.
Twitter: @G_Casillas
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.