A 11 días de ocurrida la tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo, decenas de familias tienen cada vez menos esperanza de recuperar a sus seres queridos, quienes fallecieron durante la explosión en un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) el pasado 18 de enero.
De acuerdo con el gobierno del estado, de los 68 cuerpos que quedaron calcinados en el lugar del incidente, se han identificado 16, mientras que la identidad de los 52 restantes aún se desconoce.
Las labores de identificación las realizan expertos de la Fiscalía General de la República (FGR) y de la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo (PGJH) a partir de dientes, tejidos, fragmentos de estructuras óseas y uñas; sin embargo, según Horacio Briseño Ortega, coordinador del Laboratorio de Genética Forense de la FGR, “por el estado de degradación de los restos, existen complicaciones en el procedimiento”.
Al respecto, Eliseo Lázaro Ruiz, investigador en criminalística del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), dijo a La Razón, que “es muy posible que varios cuerpos queden sin ser identificados”.
El experto indicó que en medicina forense sólo hay cuatro casos para identificar a una persona calcinada: odontología forense, material de osteosíntesis, artículos de ornato, y genética forense.
“En odontología forense se hace un comparativo entre las características de los dientes y una ficha odontológica que tuviera la víctima con su médico tratante; sin embargo, casi nadie la tiene; la osteosíntesis es verificar si tenía alguna placa o fractura, que pudiera ayudar a identificarla; la técnica de artículos de ornato tiene que ver con que la persona afectada trajera anillos, pulseras, alhajas, o algún otro artículo de ornato; y finalmente la más confiable, genética forense”, explicó.
En el caso de las 52 víctimas, las tres primeras técnicas ya fueron agotadas, por lo que se está aplicando la genética forense, es decir, “se extrae una cantidad de ADN que haya sido conservada, puede ser de la piel, tejido e incluso hueso, y se compara con la muestra de ADN de uno de los familiares principalmente de línea materna”.
Dicha técnica es la que tiene mayor confiabilidad estadística de todas, y la obtención del resultado puede durar de dos a cuatro semanas; sin embargo, Lázaro Ruiz advirtió que “si la muestra está muy degradada, ya no existe técnica en este mundo para identificar al cuerpo”.
Asimismo, agregó, agotadas las ciencias naturales, “aún quedan las ciencias sociales, y se debe recurrir a testimoniales, estudios de antropología social, sociología, hacer entrevistas para saber la edad y compararla con el tamaño de huesos, entre otras cosas, que, aunque difícil, pueden ayudar a identificar a alguien”.
Piden esfuerzo a peritos. Severa Alpizar tuvo suerte. Ella es la madre de Nabor, uno de los 16 cuerpos que se identificaron y ya fueron sepultados; sin embargo, otras familias ya están perdiendo la esperanza.
“Cuando yo estuve buscando a mi hijo le dije a mi marido: ‘si no encuentro a mi hijo entero, no me importa, hablaré con las autoridades para que me regalen, aunque sea un poquito de ceniza y me voy a hacer la idea de que ese es mi hijo’. Le pido a Dios que los peritos hagan todo lo posible y, si no se puede, que repartan las cenizas, que si hay polvito lo regalen, para que ellos (las familias) se hagan la ilusión de que ese es su hijo”, dijo a La Razón.
Fuente: La Razón