El sexenio del ex Presidente Enrique Peña Nieto resultó más sangriento que el de su antecesor, Felipe Calderón.
En total, en la Administración del priista, se denunciaron 124 mil 478 homicidios dolosos, mientras que en la gestión del panista se reportaron 102 mil 327 carpetas de investigación, aún con una guerra declarada al narcotráfico.
Cifras oficiales reportaron que durante el Gobierno del mexiquense se rebasó con 22 mil 151 carpetas de investigación por homicidio doloso al del panista, con datos a noviembre pasado.
De enero a noviembre se registraron 26 mil 373 indagatorias por homicidio intencional, de acuerdo con cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
Ese número de denuncias supera a los reportados en todos los años anteriores en el Gobierno de Peña Nieto: en 2012 se contabilizaron mil 699 denuncias; en 2013, 18 mil 106; en 2014, 15 mil 520; en 2015, 16 mil 909; en 2016, 20 mil 547; y en 2017, 25 mil 324.
Peña cambió la palabra «guerra» por «paz» y se enfocó en la detención de 121 objetivos prioritarios, generadores de violencia.
Los principales proyectos para combatir la violencia de la Administración pasada fracasaron o quedaron en el olvido.
La desaparición de la Secretaría de Seguridad Pública y el traslado de los temas de seguridad a la Secretaría de Gobernación, anunciado por los priistas como un elemento clave del combate al crimen, no dio el resultado esperado.
La Gendarmería, pensada con 50 mil elementos, fue presentada en un principio como la solución al problema de tener a miles de militares en la calles haciendo labores de seguridad pública, quedó en una división más de la Policía Federal, conformada por unos 10 mil elementos.
Y en los Estados
Colima cerró el sexenio de Peña Nieto como el Estado más violento.
Esa entidad, gobernada por José Ignacio Peralta, reporta una tasa 74.77 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.
La media nacional se ubica en 21.15 de acuerdo con el SNSP en su reporte mensual de noviembre.
Según fuentes militares, la violencia en Colima tiene su origen en el control del puerto de Manzanillo, por parte de grupos del crimen organizado al ser uno de los principales accesos de cocaína, fentanilo y sustancias precursoras para la elaboración de drogas sintéticas.
A Colima le sigue Baja California, con una tasa violenta de 70.73 homicidios intencionales.
Guerrero se ubica en el tercer sitio con una tasa de 56.66, siendo Acapulco el epicentro violento.
Chihuahua figura en el cuarto sitio con una tasa de 43.73, siendo Ciudad Juárez la que concentra más ejecuciones, atribuidas al grupo delictivo «Los Aztecas».
Quintana Roo, gobernado por Carlos Joaquín, también aparece en el ranking de los estados más violentos con una tasa de 40.25 en homicidios dolosos.
Guanajuato, azotado por la violencia derivado del huachicoleo, reportó una tasa de 39.77 en homicidio doloso.
Según un mapa que circula entre integrantes de las Coordinaciones Territoriales para la Construcción de la Paz, en 28 de las 32 entidades existen zonas con problemas de violencia que deberán ser atendidas por elementos civiles y de las Fuerzas Armadas.
Fuente: Reforma