El autor del tiroteo que anoche causó dos muertos y dejó a otra persona en estado de muerte cerebral gritó ‘Allahu akbar’ (‘Alá es el más grande’), según los testimonios recogidos, indicó hoy el fiscal antiterrorista, Rémi Heitz.
Dos personas murieron y 14 resultaron heridas, según el último balance provisional comunicado el miércoles por la mañana.
El fiscal, quien aseguró que la mitad de los heridos están entre la vida y la muerte, agregó que el sospechoso fue herido por militares de la patrulla Sentinelle en su huida.
Más de 400 policías buscaban hoy al pistolero, identificado como Chérif C., de 29 años y que nació en Estrasburgo.
Se ha desplegado un gran dispositivo de búsqueda del fugitivo, incluidos registros en lugares que frecuentaba, que ha llevado a la detención de cuatro personas de su entorno, que continúan bajo arresto, dijo.
Heitz indicó que el hombre profirió proclamas islamistas durante su recorrido por las calles del centro de la capital alsaciana.
Seguimos buscando al pistolero. Casi lo atrapamos ayer por la noche (…) pero se volatilizó», tras un intercambio de disparos con la policía, dijo el alcalde de Estrasburgo, Roland Ries.
Con un arma automática y un cuchillo atacó a varios viandantes y, posteriormente, se enzarzó en un tiroteo con cuatro militares del dispositivo antiterrorista que patrullaban por la ciudad, que respondieron y le hirieron en un brazo.
Pero Chérif C. logró escapar y tomó un taxi, y pidió que le condujera al barrio de Neudorf, sin especificar una dirección correcta.
En el camino, señaló el fiscal, el sospechoso, que iba dirigiendo al taxista, le confesó haber disparado y haber matado «a diez personas», al tiempo que justificó su acto.
También reveló al taxista que la policía había registrado esa misma mañana su domicilio y que había hallado en él una granada, lo que permitió a los investigadores identificarle rápidamente.
Tras bajar del taxi se cruzó con un grupo de agentes de policía, con quienes mantuvo un tiroteo, aunque logró escapar y desde entonces está siendo buscado por la policía.
Heitz aseguró que Chérif C. ha sido condenado 27 veces, la mayor parte de ellas en Francia, pero también en Alemania y en Suiza, siempre por robos y por actos violentos.
En varias ocasiones entró en prisión y fue ahí, según el fiscal, donde se produjo su radicalización islámica y donde comenzó a practicar un proselitismo religioso.
Actitudes que fueron detectadas por la administración penitenciaria, lo que llevó a su inclusión en el registro de sospechosos radicales y a vigilarle.
Descrito como una persona discreta por sus vecinos del barrio de Neudorf, donde abundan las torres de viviendas de protección oficial, los testigos apuntan a que su carácter había cambiado en los últimos años.
Los investigadores atribuyen esa evolución a su radicalización tras un paso por la cárcel a finales de 2015, lo que había llevado a incluirle en el fichero de sospechosos por radicalización.
Para el ‘número dos’ del Ministerio del Interior, Laurent Nuñez, su inclusión en ese fichero, en el que figuran unas 12 mil personas, no implicaba que planease cometer un ataque terrorista.
Hasta el atentado de anoche, en el que al menos dos personas murieron en el conocido mercado navideño de Estrasburgo, el más antiguo de Europa, Chérif C. aparecía en los ficheros policiales como un delincuente común autor de robos y actos violentos.
Uno de ellos tuvo lugar en agosto pasado e incluía un intento de homicidio, lo que llevó a la gendarmería a lanzar ayer por la mañana una operación en la que fueron detenidos tres allegados suyos, pero a la que él escapó por no encontrarse en su domicilio.
En el registro del mismo aparecieron, según el fiscal antiterrorista, una granada defensiva, un arma cargada, munición y cuatro cuchillos, dos de ellos de caza.
En dos ocasiones pasó por prisión, siendo condenado en ambos casos a dos años, la última a finales de 2015.
Según Nuñez, fue en ese momento cuando comenzó a mostrar una agresividad creciente y un proselitismo religioso que llevó a los servicios de espionaje a abrir una ficha S.
El ‘número dos’ de Interior aseguró que en prisión comenzó a incitar a sus allegados a «practicar la religión de forma radical».
Pero nunca se le pudo relacionar con hechos de carácter terrorista, al tiempo que, según los investigadores, nunca había tratado de viajar a Siria.
Vivía solo en el mismo barrio que sus padres, aunque en su caso en un edificio más modesto.
El terrorismo ha golpeado de nuevo nuestro territorio, recordándonos de manera dramática que la amenaza sigue siendo bien real», dijo el fiscal antiterrorista.
Fuente: Excélsior