A partir de hoy, día en que Claudia Sheinbaum será investida como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, sede –desde 1930– del Poder Ejecutivo de la capital del país, abrirá sus puertas como Museo Virreinal.
Ayer, se afinaban detalles en las salas de exposición, a través de las cuales los visitantes podrán conocer la historia política desde la fundación de esta urbe.
En tanto que en la planta baja del ala poniente, se colocaron fotografías que muestran acontecimientos que tuvieron lugar en este edificio con casi cinco siglos de historia.
Se puede observar una gráfica del 18 de noviembre de 1921, en la que aparece el presidente Álvaro Obregón durante una reunión en el Salón de Cabildos, en compañía de Miguel Alonzo Romero, entonces presidente municipal de la Ciudad de México.
En el primer piso, se podrá recorrer El Imaginario de la Ciudad desde el Cabildo y apreciar las pinturas al óleo de los virreyes de la Nueva España.
También, la biblioteca en donde los jefes de Gobierno acostumbraban reunirse con su gabinete o con invitados especiales, estará abierta, lo mismo que el Salón Oval y el Salón Murales.
Conocido como el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, se trata de uno de los edificios más emblemáticos de la Ciudad de México, no sólo por su importante papel político, sino también por su ubicación en el corazón de la entidad.
El espacio que se eligió para erigirlo representa desde tiempos prehispánicos un lugar designado para el poder. El inmueble fue uno de los primeros que se construyeron tras la caída de Tenochtitlán.
Su edificación fue ordenada por Hernán Cortés en 1522 y se terminó hasta 1532. Era de estilo medieval y se pensó como fortaleza ante posibles levantamientos indígenas. Tenía corrales para aves, carnicerías, un granero y una cárcel.
En 1692, y tras una severa crisis de abastecimiento de alimentos, la gente hambrienta y enardecida saqueó el edificio y le prendió fuego. La estructura quedó severamente dañada.
A principios del Siglo XVIII, entre 1714 y 1721, el Palacio del Ayuntamiento fue reconstruido por el arquitecto Antonio Álvarez. De ser un inmueble austero con muros anchos y ventanas pequeñas, pasa al estilo Barroco Peninsular, con arcos y adornos, y después se le agrega el estilo neoclásico.
A unos años de conmemorarse el Primer Centenario de la Independencia, Porfirio Díaz exige su completa reconstrucción y se le agrega un nivel. Aunque estas obras comenzaron en 1906 (bajo la dirección del arquitecto Manuel Gorozpe) y quedaron listas hasta 1928, para 1910 el edificio de tres pisos lucía impecable.
El proyecto aún se conserva. Destaca la remodelación del Salón de Cabildos (en donde se llevó a cabo la primera reunión del ayuntamiento de la Ciudad de México, el 10 de mayo de 1524) con un estilo Art Nouveau.
En el plafón del salón hay una pintura al óleo, obra de Félix Parra, creada en 1893, que representa un cielo abierto y reúne a personajes de la historia del país, desde la conquista hasta el gobierno porfirista.
También están los Salones de Virreyes I y II, en los que se aprecian las pinturas de los 62 virreyes de la Nueva España, desde Antonio de Mendoza y Pacheco hasta Juan O’Donojú, último virrey, a quien correspondió firmar el tratado de Córdoba el 24 de agosto de 1821, que significó la consumación de la Independencia de México.
Fue en el Salón de Cabildos en donde se formalizó la creación del Distrito Federal, en noviembre de 1924, así como la insaculación de los primeros consejeros electorales.
A partir de l930, el Antiguo Palacio del Ayuntamiento se convierte en la sede del Departamento del Distrito Federal. En 1934, al llegar a la Presidencia de la República, el general Lázaro Cárdenas manda construir el cuarto nivel del edificio, lo que le da un nuevo aspecto, que se ha mantenido.
En septiembre de 2016, durante la administración de Miguel Ángel Mancera, iniciaron los trabajos de remodelación para convertir al Antiguo Palacio del Ayuntamiento en un museo. Por tratarse de un edificio histórico, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) otorgó los permisos correspondientes para el desarrollo de la obra.
En todo el edificio se colocó piso porcelanizado de color blanco y a sus costados uno de tartán en color gris.
Las columnas de bronce que forman parte de los barandales y de la escalinata principal –en donde se encuentra el pergamino de la UNESCO que reconoce al Centro Histórico de la Ciudad de México como Patrimonio Cultural de la Humanidad– fueron pulidas para recuperar su brillo.
El Salón de Cabildos también se remozó. Las ornamentas colocadas en sus paredes se bañaron con una capa de bronce, el piso de madera se barnizó nuevamente al igual que los marcos de las ventanas.
El óleo del plafón fue el único que no se intervino.
Los visitantes podrán encontrarse con documentos históricos que constituyen parte del archivo del Centro de Documentación Francisco Gamoneda, el cual cuenta con más de diez mil títulos.
En el ala oriente, permanecerán las oficinas desde donde despachará la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Fuente: Excélsior