Gracias por asomarse a la Ventana…
El presupuesto 2019 no trae sorpresas sino la evidencia del cambio radical, en congruencia con la Cuarta Transformación…
Plantea gastar menos de lo que ingrese, disciplina fiscal y financiera; es austero; no va a provocar crisis, como se temía…
Genera optimismo, aunque no entusiasme… También revela una política paternalista de encendida retórica plagada de asistencialismo…
Más de la mitad del dinero se gastará en prioridades con aliento social, como las pensiones para adultos mayores y las becas para jóvenes, además de las obras de infraestructura energética, ferroviaria y aeroportuaria, comprometidas por López Obrador…
El presupuesto 2019, es el proyecto de quien ganó abrumadoramente la presidencia… Y es el que se va a aprobar sin cambiarle una coma…
Fue elaborado bajo estrictas normas de transparencia y responsabilidad, sin aumentar impuestos ni endeudamiento; la austeridad es el eje rector…
Sin embargo, la realidad suele ser más terca…
Precisamente la forzada condición de austeridad no genera desarrollo; se ve como un ejercicio económico que impactará en un menor crecimiento, a la mitad de lo ofrecido por el presidente…
Por cierto, los altos funcionarios del régimen tienen orden superior de exaltar el ejercicio como justo y necesario y no andar ventaneando temas sensibles que puedan irritar, como el recorte al presupuesto del campo y a las universidades, la desaparición del Seguro Popular, la seguridad, los sueldos de funcionarios, el aeropuerto de Santa Lucía, el impacto ambiental del Tren Maya o la relación federal con los estados y el pacto federal…
La instrucción es trabajar calladitos para verse más bonitos, y no meterle más ruido al chicharrón…