Desde hace 83 años, la Residencia Oficial de Los Pinos ha sido el hogar del Presidente de México; sin embargo, hoy vive sus últimos días como residencia oficial para transformarse, según anunció el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en un museo que se integrará al Bosque de Chapultepec.
En tanto ocurre, la mudanza del actual inquilino, el presidente Enrique Peña Nieto, y su familia ha iniciado de manera paulatina, y será definitiva a más tardar el próximo 30 de noviembre.
De acuerdo con funcionarios consultados, la familia del mandatario mexicano, su esposa y los seis hijos, ya no habitan el lugar, pues se han traslado a su nueva morada junto con todo el menaje de casa; la mudanza se ha hecho a distintas horas del día, principalmente por las noches.
El Presidente sigue habitando Los Pinos, aunque los fines de semana se traslada a su residencia ubicada en el Country Club Gran Reserva Golf de Ixtapan de la Sal, en su natal Estado de México.
Su labor como titular del Poder Ejecutivo la sigue cumpliendo en la casa Lázaro Cárdenas del complejo habitacional, donde se encuentra su despacho y las principales áreas de trabajo, salones de eventos, o en Palacio Nacional para reuniones oficiales.
Al sexenio le quedan los días de noviembre, tiempo en el que el mandatario permanecerá en Los Pinos, de donde partirá el 1 de diciembre rumbo a la Cámara de Diputados a hacer entrega de la banda presidencial, como parte de la ceremonia de cambio de poderes, y de ahí irá a un lugar que aún no está definido.
En las próximas semanas seguirá el acomodo de artículos personales, como fotografías, libros y obsequios que serán llevados a su casa particular.
El 30 de noviembre próximo será el último día de Enrique Peña Nieto como titular del Poder Ejecutivo federal. De acuerdo con la agenda oficial prevista, ese día amanecerá en Buenos Aires, Argentina, donde participará en dos reuniones de la Cumbre del G20, junto a los jefes de Estado de las principales economías del mundo.
Ahí mismo podría atestiguar, acompañado de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, la firma del T-MEC —el sustituto del TLCAN— que harán los ministros de los países de América del Norte.
El regreso del mandatario a la Ciudad de México está previsto para la tarde de ese viernes para que, en el primer minuto del 1 de diciembre, asista a la ceremonia de cambio de poderes en el Palacio Nacional, en la que hará entrega de la Bandera Nacional a Andrés Manuel López Obrador, lo que significará la transmisión del mando supremo de las Fuerzas Armadas.
Peña Nieto descansará por última vez en la Residencia Oficial de Los Pinos desde donde saldrá el sábado por la mañana, aún escoltado por elementos del Estado Mayor Presidencial, rumbo a la Cámara de Diputados a la ceremonia oficial de Transmisión del Poder Ejecutivo Federal.
Una vez concluida, Peña Nieto será acompañado por el general Roberto Miranda Moreno, hasta ese día jefe del Estado Mayor Presidencial, a su nuevo domicilio.
Con la llegada del nuevo gobierno, la administración saliente ha debido compactar la plantilla de servidores públicos al mínimo. Así, desde finales de agosto y mediados de septiembre se realizó un primer recorte de trabajadores en distintas áreas de la Residencia Oficial. Y el 30 de octubre, un segundo recorte dejó a menos de una tercera parte, alrededor de mil 300 plazas, que llegaron a ocuparse en la administración peñista.
En Los Pinos, las principales áreas redujeron su personal 70%. Ahí operan la Jefatura de la Oficina de la Presidencia; la Coordinación de Política y Gobierno; la de Comunicación Social y la Vocería del Gobierno de la República; la Coordinación de Asesores; la Coordinación de Estrategia Digital; la Secretaría Técnica de Gabinete, la Secretaría Particular y la Jefatura del Estado Mayor Presidencial, que son el centro neurálgico de la Presidencia de la República.
Por ejemplo, en Comunicación Social sólo permanece su titular, Eduardo Sánchez, con no más de 15 colaboradores. Al finalizar el sexenio, en Los Pinos sólo quedarán empleados de base que habrán de ser reasignados a otras funciones.
Fuente: Excélsior