Madrid. La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios, en España) ha detectado engaño al consumidor en 20 marcas de aceite que, según su último estudio, se venden como virgen extra sin serlo. «La mitad de los 41 aceites analizados presentan defectos en el olor o en el sabor. Toca quitar el ‘extra’ de muchas etiquetas», concluye esta organización de consumidores.
Las marcas con peor calificación (32 puntos sobre 100) son Olisone (Lidl), La Española (Acesur), Olearia del Olivar (Aldi), Guillén (Acesur), La Masía, Hacendado (Mercadona), DIA, Covirán, Coosur, Alipende (Ahorramas), Dintel o Eroski. Tampoco aprueban tres marcas estrella del grupo Deoleo: Koipe, Hojiblanca o Carbonell no pasan de los 34 puntos, o así lo determina el panel de catadores de la OCU.
En el otro lado de la balanza destacan los aceites de la cooperativa andaluza Oleoestepa (con 85 puntos sobre 100), seguidos de Carrefour, Hacendado Gran Selección (Mercadona), Alcampo, El Corte Inglés Bio, Maeva, Borges, Dcoop, Ybarra, Consum, Gutbio Ecológico (Aldi), Carbonell Gran Selección, Alipende en botella de vidrio, Mar de Olivos, Olearia del Olivar (Aldi) en vidrio y Hojiblanca Bravío, que cierra la lista con 71 puntos.
No obstante, fuentes de la industria recomiendan ‘coger con pinzas’ los resultados de la OCU y se muestran desconfiadas. «Su informe de 2012 nos hizo muchísimo daño y estaba basado en acusaciones falsas, como así lo probó el contraanálisis que hicimos con un laboratorio independiente», zanjan desde una marca que salió en la ‘lista negra’ de esta organización de consumidores hace seis años.
«En caso de que su empresa forme parte del estudio, sugerimos que estén muy atentos al contenido de las comunicaciones que reciban, comprobando que se hayan respetado todas las exigencias legales para garantizar sus derechos», recomendó en esa ocasión la patronal Anierac en una carta a la que ha tenido acceso este periódico.
El precio de todos los aceites analizados oscila entre 3,63 y 9,50 euros por litro (5,22 euros de media). No obstante, las marcas que en teoría están dando ‘gato por liebre’ deberían costar entre 40 y 50 céntimos menos por litro, de acuerdo con la verdadera calidad de su producto.
La OCU deja claro que los resultados de su estudio en ningún caso presentan un problema de salud pública. Se trata de un fraude económico que pone en jaque el prestigio del sector aceitero y salpica a los operadores que lo están haciendo bien en España, primer país productor de aceite de oliva a nivel mundial. «La Administración no puede mirar para otro lado, pues las comunidades autónomas tienen competencias para inspeccionar, sancionar y velar por que el consumidor sepa lo que compra, sin engaños».
El Ministerio de Agricultura ya intensificó los controles hace un año a través de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), cuya labor es poner sobre aviso a las autonomías cuando detecta indicios de fraude. No obstante, el silencio reina tanto en las CCAA como en el Gobierno central cuando los periodistas piden datos sobre esta lacra.
¿Cómo se realizan los análisis? La OCU echa mano de laboratorios independientes donde los catadores llevan a cabo una valoración organoléptica, selecciona después los modelos de aceite más vendidos y contrata a expertos para que revisen los parámetros físico-químicos. Este es el quinto informe que elabora desde el año 2000, si bien es el primero en el que no detecta adulteración por mezcla con otros aceites o incluso aceite lampante, que no se debe comercializar sin ser sometido a un refinado previo. (El Confidencial/ElPaís)