El submarino argentino ARA San Juan, localizado en el océano Atlántico, sufrió una «implosión» cuando se perdió su rastro, hace un año y un día, y quedó alojado en una hondonada de 907 metros que provocó que quedara oculto para los radares, informó hoy la Armada.
En declaraciones a la prensa en Mar del Plata, donde el sumergible tenía su base y en la que se congregan los familiares de sus 44 tripulantes, el jefe del predio naval de esa ciudad, Gabriel Attis, remarcó que existen tres imágenes autorizadas por la Justicia a ser mostradas a las familias, tomadas durante el hallazgo, de la vela, la hélice y la sección de proa.
El submarino sufrió una implosión», remarcó Attis, quien no se aventuró a afirmar si será posible reflotar los restos del aparato, como piden los seres queridos de los marineros.
Hay que ver en qué estado está el casco y si se puede hacer. No creo conveniente en este momento aventurar una respuesta al respecto», añadió.
Attis hizo estas declaraciones a la salida del hotel donde se encuentran parte de los familiares, a quienes informó con detalle de lo descubierto, y se trasladó después a la base naval, donde están otros de los allegados a los tripulantes, para trasladarles los mismos datos y mostrarles las fotos.
El capitán señaló que el submarino se encuentra «en un lugar bajo» y hay «una hondonada de 907 metros que es donde está».
Eso es lo que hacía que quedase oculto a los sonares», añadió.
El lugar donde se encuentra es el lugar donde debía estar a las 10.53 (del 15 de noviembre de 2017). En la área 1, la zona de búsqueda donde se empezó todo», argumentó.
FAMILIARES PIDEN REFLOTARLO
El hallazgo del submarino argentino ARA San Juan, tras un año y un día desaparecido, ha generado una mezcla de desahogo y dolor en las familias de sus 44 tripulantes, que no culminará hasta que no refloten el aparato y puedan hacer el duelo.
Recibimos la noticia a la una de la mañana, nos informó la Armada. Desde entonces me quedé sentado, atónito», relata Cristian Méndez, cuñado del suboficial segundo Celso Oscar Vallejos, uno de los marineros de la Armada que viajaban en el sumergible cuando el 15 de noviembre de 2017 se perdió su pista.
A pesar de que la compañía encargada de buscar el San Juan descartó más de 20 puntos en el lecho marino en los últimos dos meses y estaba a punto de abandonar la expedición, a lo largo del viernes fue cobrando cada vez más relevancia un punto registrado a 600 kilómetros de la costa argentina y a 800 metros de profundidad.
Sin reprimir las lágrimas, Cristian afirma que cuando se enteró de que ese era, por fin, el lugar donde reposa el simbólico submarino, le vino a la cabeza el primer día de la desaparición, por la acumulación de fuertes emociones.
La primera sensación fue de salir corriendo. Me imaginé que era el primer día y que todavía estaban vivos. Sensación de gritar, salir corriendo y ayudar. No sé dónde, no sé cómo», señala.
Tras el hallazgo de los restos del submarino, todavía se desconoce la situación en la que se encuentra la nave y si será posible rescatarla. Tampoco si se podrán recuperar los cuerpos de los marineros.
Por tranquilidad y por la lucha de todos los familiares, cada cual desde su lugar y poniendo su granito de arena, la verdad es que esperamos primero que lo saquen para que los familiares puedan hacer el duelo, porque esa gente hace más de un año que no descansa», argumenta Méndez.
Sobre la mesa quedan ahora muchas incógnitas, como la razón por la que se perdió la comunicación con el San Juan en las primeras horas de aquel 15 de noviembre o qué hizo que no pudiera continuar con su camino desde el puerto austral de Ushuaia hasta la ciudad bonaerense de Mar del Plata, donde tenía su base principal.
Por ello, los familiares reclaman sacar a flote lo que quede -el contrato entre el Gobierno argentino y la empresa estadunidense Ocean Infinity solo establecía buscarlo y encontrarlo, no reflotarlo- para hacer los peritajes correspondientes y que paguen quienes quieran que sean los responsables de lo sucedido.
Es todo muy turbio, muy oscuro, porque la empresa prácticamente se estaba retirando de la zona de búsqueda, para retomarla en febrero», recuerda Cristian, para recalcar el tesón de los familiares, que exigieron a la jueza que investiga el caso que se enfocase la búsqueda en una zona donde un suboficial había dicho haber escuchado sonar «golpes de casco» días después de la desaparición.
No obstante, la Armada reconoció hoy que el lugar donde se ha encontrado el buque coincide con la zona desde la que se comunicó por última vez el comandante del San Juan.
Todos los partes que nos dieron en esos momentos (en los primeros meses de búsqueda, por parte de medios humanos y técnicos de multitud de países) sobre esos puntos, decían que eran ruidos biológicos cuando nosotros sabíamos que eran morse para que los encontrasen», lamenta.
A pesar de que Vallejos ya no comparte su vida con Marta, hermana de Celso, siempre han estado unidos «en los momentos difíciles» y ya viaja desde Buenos Aires a Mar del Plata, donde se congregan la mayoría de seres queridos de ‘los 44 del San Juan’, para reunirse con ellos.
Cuando uno pasa por alguna de estas situaciones se ve realmente lo que fue el matrimonio. La lucha de ella era la mía», sentenció.
Fuente: Excélsior