Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz en 1992, advirtió que la crisis migratoria que se avecina con la llegada de la caravana de centroamericanos que avanza hacia Estados Unidos, no se resuelve con que las familias traigan visa o no para ingresar a México, sino con una atención integral de alto nivel, donde haya presencia de observadores y mediadores, que en todo momento verifiquen el respeto a los desechos humanos de las personas.
En el marco de su conferencia magistral sobre la Declaración de las Naciones Unidas para una Cultura de Paz, la activista recordó la madurez con la que, en los años 80, México abordó el éxodo de guatemaltecos que huían de la guerra civil con programas de ayuda a refugiados.
«Yo en aquel entonces era muy joven y era una de las 79 representantes que nombraron los refugiados, y como representantes de ellos tuvimos la oportunidad de contemplar todo, no sólo decirles a ellos ‘quédense aquí un tiempo y si quieren vuelvan a su país cuando esté mejor la situación o si quieren después se van a Estados Unidos por su cuenta’, sino también había que resolver algunos problemas operativos, humanitarios por los niños, por los ancianos.
«Esta migración yo veo que tiene la misma connotación. No dudo que haya experiencias para resolver esto, y no se trata de tener o no tener visa”, indicó.
Rigoberta Menchú agregó que como defensora de los derechos humanos ve con mucha esperanza la llegada del nuevo gobierno en México, con quien podría trabajar a través de asesoría para impulsar iniciativas y políticas públicas con el fin de encontrar mejores mecanismos para atender el fenómeno de la migración.
Fuente: Excélsior