Uno de los requisitos de democrácia, es la transparencia… Permitir que las cosa se vean… Que los ciudadanos sepan qué, cómo y porqué el gobierno hace las cosas… Saber es poder…
Sin transparencia no hay democracia, como no la hay sin libertades de información, opinión y pensamiento…
Por eso resulta sospechoso el reciente encontronazo entre el Instituto Nacional de Transparencia y el futuro gobierno…
Andrés Manuel López Obrador llamó a los consejeros del INAI burócratas dorados, y para malquistarlos con la opinión pública, recalcó que son una casta privilegiada con salarios de escándalo, que no han logrado acabar con la corrupción… Como si el radiólogo fuera responsable de la fractura o la enfermedad…
El INAI es una de las instancias incómodas de contrapeso al poder oficial… ¿Por eso López Obrador pretende asfixiarlo también con la mentada austeridad republicana?
Otro ejemplo… ¿Cuándo el presidente electo culpa desde ahora al Banco de México de una posible crisis financiera en su gobierno revela preocupación por el freno que el Banco Central le pudiera poner a sus ideas económicas?
¿Y cuándo respalda la constitución de una Comisión de la Verdad para el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desparecidos, simplemente relega a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que ha revisado exhaustivamente el pavoros caso, con observaciones ignoradas por la PGR, donde por cierto, Andrés Manuel quisiera un fiscal a modo, y no independiente, como demanda la ciudadanía?
Es evidente que los órganos autónomos del Estado son incómodos al gobierno entrante y por eso parece que López Obrador pretende quitarle peso a esos contrapesos… y en política, casi siempre lo que parece, es…