Gracias por asomarse a la Ventana…

 

En mesas de discusión y debates intensos, se confrontan dos conceptos para resolver la necesidad del Nuevo Aeropuerto Internacional de México…

 

Por un lado, continuar la costosa mega obra iniciada hace dos años en el ex lago de Texcoco, y por el otro, construirlo desde cero sobre los terrenos ocupados por la base aérea militar de Santa Lucía, y mantener la operación del aeropuerto actual…

 

Pregunto: ¿a estas alturas qué sentido tiene hablar de la fuerza y dominancia de los vientos; de los corredores aéreos; de las pistas del cielo; la facilidad de las aproximaciones o las rutas en colisión, en uno y otro proyecto, cuando el asunto es, en el fondo, una confrontación ideológica… una guerra de caprichos…

 

En realidad, cada quien acomoda la ideología a su conveniencia, cueste lo que cueste, ya sea para abatir el pensamiento neoliberal del empresariado que ve una mina de oro en Texcoco –donde no crecen ni las biznagas–, o exaltar el nacionalismo nopalero del legítimo  poder venidero…

 

Por eso le digo que el debate de los especialistas no va a aterrizar en ninguna parte…

 

Cuando la idea proviene del dogma político, sobran los análisis técnicos, aunque vengan de los expertos de mitre, la organización de aviación civil internacional, o de donde sea…

 

La decisión del nuevo aeropuerto no será técnica; será ruda…

 

Por eso la nueva terminal aérea está literalmente en el aire, como la encuesta que se hará a fin de mes, para preguntar a quienes ignoran la respuesta… y ponerle más dramatismo a la comedia… o sea, meterle más ruido al chicharrón…