Al hacer un llamado a apoyar y brindar protección a los migrantes, durante su estancia en nuestro país, la Iglesia católica, pidió ver este éxodo más allá de sospechas, indicios e implicaciones políticas o legales.
A través del editorial dominical del Semanario Desde la Fe, titulado Nuestro Deber con los Migrantes, la Arquidiócesis de México, señaló que la caravana migrante es un desafío para nuestro país y enfatizó que la verdadera razón de la movilización de migrantes es la violencia y la falta de oportunidades en la región.
«No son pocas las voces que advierten detrás de este drama humano un intento por desestabilizar a México y a Estados Unidos o los que ven la mano estratega del propio presidente Donald Trump cuya popularidad ha comenzado a elevarse de manera sorprendente por su enérgica postura previo a las elecciones en su país.
«La Iglesia católica no puede dejar de señalar que la movilización humana, tanto en América Central como en México, constituye sólo la punta del iceberg del sufrimiento de millones de personas a causa de la pobreza, injusticia, violencia, corrupción y falta de oportunidades, no es momento de culpar a nadie.
«Se trata, de generar pactos sociales que ofrezcan oportunidades permanentes para la realización personal de los migrantes y de sus familias”, detalla.
En su mensaje, la Iglesia Católica añade que, fiel al mandato de Jesucristo de acoger al forastero, la comunidad católica debe proteger a estas personas en su paso por nuestras tierras: “el infierno”, como le llaman los migrantes, porque para los mexicanos el mayor reto consiste en no ver en la caravana migrante una amenaza a nuestro bienestar, sino una oportunidad de servir cristianamente a quienes lo han dejado todo por alcanzar una vida más digna.
«En la migración, no son números los que están juego, sino vidas humanas, como lo recuerda constantemente el papa Francisco.
«Para la iglesia católica, ningún ser humano es ilegal y esta manifestación legítima de miles de personas que buscan su supervivencia o un mínimo de decoro en su estilo de vida, constituye un grito de denuncia del silencioso e inhumano desplazamiento, como han dicho los obispos nacionales, quienes no han titubeado en movilizarse para brindar auxilio a los migrantes”.
Fuente: Excélsior