Desde esta semana, el gobierno de Estados Unidos niegan el trámite a las parejas del mismo sexo de diplomáticos extranjeros y funcionarios de Naciones Unidas que residen en el país, a menos que estén casados.
La medida está en vigor desde este lunes y ha generado ya fuertes críticas, dado que el matrimonio homosexual sigue siendo ilegal en numerosas naciones y en algunas de ellas el colectivo LGBT sufre una fuerte persecución.
En una circular remitida a la ONU, Estados Unidos explica que la decisión es parte de los cambios que la Administración ha venido llevando a cabo para adaptar sus políticas a la decisión del Tribunal Supremo que en 2015 legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Antes de la entrada en vigor de esta nueva ley, un diplomático solicitaba un visado de acompañante para su cónyuge del mismo sexo y el gobierno estadunidense solo pedia que fueran pareja.
En el caso de las parejas heterosexuales, la Administración estadounidense ya requería el matrimonio para este tipo de visados, conocidos como G-4.
Desde este lunes, ese requisito afecta también a las parejas del mismo sexo que soliciten ese permiso para poder residir en Estados Unidos.
Las parejas de hecho homosexuales que quieran mantener el visado que tienen actualmente, tendrán que presentar a las autoridades una prueba de matrimonio antes del 31 de diciembre, según explica la circular.
Si no lo hacen, deberán abandonar el país en un plazo de 30 días, a menos que obtengan otro tipo de autorización para permanecer.
La medida de la Administración de Donald Trump pone fin a una práctica puesta en marcha en 2009 por la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, para proteger a las parejas del mismo sexo.
UN Globe, una asociación que defiende los derechos de los empleados LGBT de Naciones Unidas, lamentó en una nota en su web este «desafortunado» cambio de las normas, recordando que las parejas del mismo sexo «tienen opciones limitadas en lo que respecta al matrimonio».
También criticó la medida la anterior embajadora estadounidense ante la ONU, Samantha Power, calificándola de «innecesariamente cruel e intolerante».
«Solo un 12 % de los Estados miembros de la ONU permiten el matrimonio del mismo sexo», recordó Power, que representó a EE.UU. ante la organización durante el Gobierno de Barack Obama.
Fuente: Excélsior