“La línea más corta entre dos puntos es la línea dura” Maximino Ávila Camacho

 

 

López Obrador impone la agenda nacional antes de asumir el poder; aunque Peña Nieto aún lo detente, el presidente electo lo ejerce, aunque aún le reste mes y medio para ocupar silla, catre y hamaca, en Palacio Nacional…

Olvido y reproches para quien se va, sí… Esperanzas, inciertos augurios, contradicciones y dudas para quien llega, también…

Vienen reacomodos dolorosos…

Nueva alta burocracia con sueldos mochados…

Migración forzada de servidores públicos desparramados por el mapa nacional. Zonas fronterizas con impuestos rebajados, para incitar a la fuga fiscal de empresas…

Aumento de la producción y reservas petroleras; gasolinas baratas sin subsidios ni gasolinazos…

Inversiones para “parchar” los aeropuertos de la Ciudad México y Toluca, en lo que se construye uno nuevo donde dizque decidirá el pueblo sabio en consulta nacional…

Milicias federales en función de policías, sumados cincuenta mil jóvenes para engrosar las filas del monopolio de la fuerza…

Anulación de la reforma educativa para no irritar más a la izquierda magisterial conservadora…

Sobran promesas y amenazas…
Vientos de cambio soplan con fuerza. La ambición renovadora de la vida nacional, contenida en el proyecto de la Cuarta Transformación, es abrumadora, al tiempo que el gobierno entrante empieza a probar lo amargo de la crítica…
La casta de los vencidos está al acecho… pero también es cierto que el tapete de la oficina presidencial será blanco; quienes imploren misericordia ante el nuevo poder lo harán de rodillas, para no mancharlo…