El tifón Mangkhut se dirigía el sábado hacia el sur de China luego de azotar el norte de Filipinas con vientos fuertes y lluvias que provocaron aludes de tierra y casas destruidas, que causaron al menos tres personas muertas y seis desaparecidas.
El ojo del tifón más poderoso que haya golpeado este año a Filipinas, propensa a los desastres, tocó tierra antes del amanecer en la provincia de Cagayán, en el extremo nororiental de la isla de Luzón. Es una zona agrícola con llanuras arroceras propensas a las inundaciones y provincias montañosas con un historial de aludes de lodo mortíferos.
Debido a la embestida del meteoro fueron cancelados casi 150 vuelos, un tercio de ellos internacionales, así como la interrupción de los viajes por mar. China y Filipinas acordaron posponer una visita del ministro de Asuntos Exteriores chino Wang Yi, que debía comenzar el domingo.
Al menos tres personas murieron y otras seis desaparecieron en la ciudad montañosa de Baguio, después de que los vientos feroces y la lluvia destruyeron varias casas y provocaron aludes que también bloquearon los caminos hacia el popular destino vacacional, dijo el alcalde de la ciudad, Mauricio Domogan.
Los funcionarios estaban verificando el ahogamiento de tres menores, entre ellos dos niños. Las autoridades también investigaban qué ocurrió con alrededor de 70 hombres que presuntamente habrían regresado a su localidad costera en Cagayán para revisar sus casas durante las peligrosas marejadas ciclónicas.
Los vientos sostenidos de Mangkhut se debilitaron a 170 kilómetros por hora (105 millas por hora), con rachas de hasta 260 km/h (161 mph), luego de atravesar la isla de Luzón hacia el Mar de China Meridional, rumbo al sur de China y Hong Kong. El vórtice del meteoro podría llegar allí a última hora del domingo y los residentes de la zona se preparan ya para lo peor.
Aunque disminuyó la fuerza del viento, las autoridades advirtieron que había un peligro persistente. «Sigue siendo una situación de vida o muerte», dijo el secretario de la Defensa, Delfín Lorenzana por teléfono, señalando que anteriormente se produjeron ahogamientos por la crecida de ríos en regiones de montaña.
Seguían vigentes alertas por tormenta en más de 10 provincias del norte de Filipinas, incluyendo Cagayán, que podría sufrir todavía el azote de los fuertes vientos, dijeron los meteorólogos. Decenas de miles de personas que estaban en la ruta del tifón habían sido evacuadas.
En la capital de Cagayán, Tuguegarao, periodistas de The Associated Press vieron al amanecer daños importantes en un mercado público, que no tenía tejado y cuyos puestos de madera y lona estaban destrozados. Los escombros estaban por todas partes en el exterior de un popular centro comercial y empleados del gobierno retiraban los árboles caídos de las carreteras.
Muchas tiendas y casas sufrieron daños, pero la mayoría de los residentes permanecían a cubierto mientras rachas ocasionales de viento hacían volar pequeñas láminas de hojalata y otros restos.
La terminal del aeropuerto de Tuguegarao presentaba daños importantes. Los vientos huracanados hicieron añicos el techo y las ventanas de vidrio y tiraron mesas, sillas y papeles en el interior del edificio, recalcó Lorenzana.
El tifón llegó al inicio de la época de cosecha del arroz y el maíz en Cagayán, lo que hizo que los agricultores intentasen salvar la mayor parte posible de sus cultivos, explicó el gobernador, Manuel Mamba.
Fuente: Excélsior