El presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), Mauricio Sulaimán, dejó en claro que para el desempate entre Saúl Álvarez y Gennady Golovkin se vive un ambiente diferente entre los pugilistas respecto al combate de septiembre de 2017.
“Sin duda es la pelea más importante del año y quizá de los últimos tiempos, de la década; definitivamente, la atención del mundo estará en lo que pase en el ring el sábado”.
“El sábado veremos al mejor de la actualidad, el que gane se lleva el reconocimiento de ser el mejor del mundo en todas las divisiones”.
Además de estar en juego los títulos de las 160 libras, Sulaimán, quien se encuentra en Las Vegas -sede de la contienda- desde el martes pasado, entregará al triunfador el cinturón chiapaneco confeccionado por indígenas del estado mexicano.
Las declaraciones de ambos pugilistas y sus equipos han dado un toque especial a esta pelea, incluso personal, pero quedarán de lado cuando los dos estén solos en el ring en busca de la victoria y de los títulos de peso medio del CMB y AMB que ostenta el kazajo, afirmó el directivo.
“Es diferente el ánimo con el que se llega a la pelea, el año pasado llegaron con mucho respeto, con una actitud muy diferente, ahora muy agresivos, con mucho coraje, con amenazas; siento que al sonar la campana todo queda a un lado y el que logre ejecutar su plan de trabajo será el que se lleve el triunfo”, compartió.
Tras el empate que tuvieron el 16 de septiembre de 2017, Álvarez y Golovkin ya se conocieron y sintieron, consideró el titular del CMB, por lo que ambos saben qué les faltó aquella ocasión para imponerse. “Ahora van a ejecutar y ver quién puede ganar”.
Y el nocaut es algo muy viable, añadió Sulaimán. “Yo lo veo viable; sin duda, los dos tienen con qué y si se hace un mayor número de intercambios como los dos han querido, según sus palabras, se podría ver un desenlace espectacular”.
De lo que está seguro es que al término de la batalla y pese a todos los ataques verbales de ambos lados, los protagonistas podrán estrecharse la mano e incluso darse un abrazo como compañeros de profesión, tras una pelea digna.
Pero también quedaría abierta la puerta. “Y quizá ver hacia una tercera pelea”. Aunque ahora la afición solo debe preocuparse por disfrutar a dos de los pugilistas con más alto nivel en la actualidad y celebrar una gran pelea.
Fuente: El Financiero