El derretimiento de los polos aumenta el nivel del mar, pero también afecta la rotación de la Tierra sobre su propio eje, el cual es menos estable debido a “una sobrecarga lateral”, destacó un nuevo estudio.
La redistribución de la masa sobre y dentro de la Tierra, así como en las capas de hielo, océanos y el flujo del manto, dañan el movimiento de rotación del “planeta azul”, indicó el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA.
Durante el siglo XX, conforme las temperaturas aumentaron, la masa de hielo de Groenlandia se redujo a cerca de 7 mil 500 gigatoneladas, esto equivale al peso de más de 20 millones de Empire State, uno de los rascacielos más emblemáticos de Estados Unidos.
Los resultados arrojaron que Groenlandia en uno de los principales contribuyentes de masa a los océanos, lo que provoca un aumento del nivel del mar y como consecuencia un desvío en el eje de rotación de la Tierra debido a su ubicación.
“Existe un efecto geométrico, que si tienes una masa que está a 45 grados del Polo Norte -Groenlandia- o del Polo Sur, tendrá mayor impacto en el eje de rotación de la Tierra que en el desplazamiento”, detalló el coautor del estudio, Eric Ivins.
La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), explica que además de la pérdida de masas en Groenlandia, el rebote glacial y la convección del manto son también responsables del fenómeno.
Se llama rebote glacial, pues durante la última edad de hielo, los glaciares deprimieron la superficie de la Tierra, similar a como un colchón se deprime cuando alguna persona se sienta en él. A medida que el hielo se derrite, la tierra vuelve a su posición original.
En el nuevo estudio los científicos identificaron que el rebote glacial podría ser responsable de cerca de un tercio de la deriva polar en el siglo XX.
La agencia espacial estadunidense expone que con los tres factores identificados, los científicos pueden distinguir los cambios en masa y el movimiento polar, causados por los procesos de la Tierra a largo plazo.
Fuente: MVS