La Cancillería rusa aseguró hoy que Rusia mató, mata y matará a los terroristas en Siria, en la víspera de la cumbre de Teherán entre Rusia, Irán y Turquía en la que se abordará la situación en Idleb, el último reducto insurgente en Siria.
«Hemos matado, matamos y mataremos a los terroristas. No lo olviden. No importa si es Alepo, Idleb u otro lugar de Siria. Debemos restaurar la paz en Siria», declaró María Zajárova, la portavoz del Ministerio de Exteriores, en un seminario de medios de comunicación de la ONU sobre la paz en Oriente Medio.
Zajárova aseguró que «si hace dos años Rusia no hubiera tomado la decisión que al final tomó, ahora allí no habría nadie a quien defender».
«Entonces, el Estado Islámico estaría solo allí. A derecha e izquierda, arriba y abajo. Por todas partes. Un auténtico Estado terrorista», apuntó.
Agregó que, en tal caso, esa situación se habría propagado también «a los países vecinos», con los que los yihadistas habrían unificado todo el «potencial terrorista» y ocupado «toda la región» de Oriente Medio.
La portavoz de la diplomacia rusa ya aseguró ayer que Moscú se niega «a dejar tranquilos a los terroristas» en Idleb, como proponen algunos países, ya que los yihadistas retienen como rehenes en esa ciudad «a millones de personas».
«No puede haber paz con los terroristas. A los seguidores de Al Qaeda atrincherados en la zona de Idleb no se les puede dar la posibilidad de sentirse seguros y exportar el terrorismo a la región y al resto del mundo», apuntó.
En las últimas semanas se han intensificado los contactos entre Rusia, Irán y Turquía, los países con mayor influencia sobre la situación militar sobre el terreno, los dos primeros por ser los principales aliados del régimen de Bachar al Asad y el tercero por su apoyo a la oposición armada.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró que Idleb es un «furúnculo terrorista» que debe ser extirpado cuanto antes, posición que comparte Teherán, cuya presencia militar en el país árabe es considerada inadmisible por Israel.
De hecho, la aviación rusa bombardeó esta semana posiciones del Frente al Nusra en Idleb, aunque Moscú insiste que hace todo lo posible para evitar daños colaterales entre la población civil.
Mientras, Turquía acepta que Damasco y Moscú quieran acabar con el último nido terrorista en Siria, pero advierte de que una operación militar podría desembocar en una catástrofe humanitaria sin precedentes.
Esa es también la postura de la ONU y de Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, advirtió a Rusia, Irán y Siria de que un ataque contra Idleb sería un «grave error».
Los acuerdos de Astaná firmados el pasado año por Turquía, Rusia e Irán crearon cuatro «zonas de distensión» en Siria, de las que todas, menos Idleb, ya están en manos de las autoridades, gracias sobre todo al respaldo militar ruso.
Fuente: Crónica