El fin de semana por sus declaraciones el presidente electo mostró el talante que le conocemos de hace muchos años y que ha tratan de justificar sus fanáticos.
No Andrés Manuel, México no está en bancarrota, que alguien te explique. Tampoco está en ruinas, como dicen algunos de los tuyos. Sí, es un país en vías de desarrollo que desde hace mucho debió brincar al primer mundo en calidad de vida para sus habitantes, pero a pesar de pésimos, regulares y aceptables gobiernos, no está en la lona; es decir no necesita un salvador, solamente un buen presidente y el apoyo de TODOS los ciudadanos.
Crecer al dos por ciento es poco, pero es positivo. López Obrador recibirá un país con serios problemas pero con muy buenas condiciones para hacer un estupendo gobierno, por supuesto, no va a dar para subsidiar a diestra y siniestra, camino que tampoco han seguido países que se levantaron, esos sí de las ruinas como Alemania y Japón o los emergentes como Corea del Sur, Singapur y otros tigres y dragones asiáticos.
Dice que el país tiene 30 años en bancarrota, si fuera así hubiera sido imposible remontar la severa crisis de hace diez años, inclusive el error de diciembre de 1994, solo para recordarlo, el presidente Zedillo emprendió una administración ordenada, no perfecta, eso no existe, y logró entregar a Fox un mejor país.
Crisis la que le heredaron Echeverría y López Portillo a Miguel de la Madrid, quien tecnócrata y lo que quieran puso un alto a la caída que venía sufriendo México y no olvidemos que fue el presidente que enfrentó la debacle de los precios del petróleo y el sismo de 1985.
En síntesis, México tiene problemas muy claros: inseguridad, corrupción impunidad, un alto porcentaje de mexicanos en pobreza extrema; pero eso lo debió saber el presidente electo desde hace mucho tiempo, se supone que por eso lo eligieron la mayoría de los votantes. Si logra el MILAGRO MEXICANO pues entonces alcanzará su sueño de pasar a la historia al lado de los próceres; de lo contrario en seis años está luna de miel lo mandará al camino de ignominia por el que se fueron algunos de sus antecesores.
AEROPUERTO Y TREN
Tampoco puede pasar sin reacción el empecinamiento contra la construcción del aeropuerto en Texcoco, no los medios no tienen obligación de solapar o justificar decisiones de un proyecto de gobierno, ni es su tarea y sí cometerían un grave error, si como se observa, hacen de un tema técnico, que deben resolver los especialistas y las autoridades responsables; un asunto popular.
Tengo casi 20 años de viajar en avión por lo menos ocho veces al mes y eso no me hace especialista, sí puedo opinar de lo que disfruta o sufre un pasajero, pero de pistas, torres de control, carga y otros temas no podría ni siquiera opinar, mucho menos responder una encuesta. ¿Podrá hacerlo el 70 por ciento de los mexicanos que nunca se han subido a un avión?
Y como lo han dicho varios observadores, si van a costar más o menos lo mismo ¿por qué no se encuesta para el tren Maya? Que es más grave, porque el transporte aéreo de pasajeros está visible y disponible, no así el ferroviario, sin ofender, la mayoría de los mexicanos solo se han subido a los trenes de parque de diversiones…