La construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) tiene un retraso de dos años, según el plan maestro de la obra.
Originalmente estaba previsto que la nueva terminal entrara en funciones en octubre de 2020; sin embargo, ahora el plan es que comience a operar en el segundo semestre de 2022, según el documento de la consultora Parsons, citado por Bloomberg.
Entre los retrasos está el edificio terminal de pasajeros, que se terminaría en agosto de 2021.
Otras obras claves para su funcionamiento también tienen fecha estimada de terminación en 2021, como el edificio de radiocomunicación (24 de noviembre); la red de distribución de combustible (31 de enero), o el centro de respuestas a emergencias (14 de agosto).
Se prevé que la obra se termine de construir a finales de 2021.
El plan maestro actualizado fue publicado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, –el viernes– dentro de un dictamen sobre la construcción de la terminal, el cual se pondrá a consulta de expertos, empresarios y sociedad civil y, posteriormente, se realizarán foros de análisis, para que, finalmente, una consulta popular, a finales de octubre, decida si se continúa con la obra, o se opta por construir dos pistas en la base militar de Santa Lucía.
Al presentar el dictamen, el futuro secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, dijo que entre las desventajas de seguir con el NAIM está el retraso de al menos cuatro años en la construcción, aunque no precisó detalles.
Otras desventajas, explicó, serían el mayor costo, ya que ha pasado de 169 mil millones de pesos, en 2014, a 300 mil millones, además de los altos costos de mantenimiento no precisados e impactos ambientales.
Entre las ventajas están su cercanía con la Ciudad de México, la creación de un gran centro de operaciones y conexión internacional, mayor capacidad a largo plazo y el avance de la obra que, al cierre de junio, era de 31 por ciento.
El aplazamiento se puede atribuir a problemas de obras o temas administrativos, como una demanda que Parsons, principal consultor de la construcción, presentó en enero, reclamando que su contrato fuera revisado después de que el desplome de 36 por ciento que sufrió el peso desde octubre de 2014, redujo su valor en alrededor de 60 millones de dólares. Un juez negó la petición.
Apenas en febrero pasado, Octavio Mayén, el vocero del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), dijo a Bloomberg Businessweek que el cronograma de la construcción, con miras a 2020, estaba en pie. “Trabajamos para cumplir las metas trazadas por el Plan Maestro, con el fin de que la obra se concluya en tiempo y forma”.
Todo el plan y el cronograma es “optimista”, dijo en cambio Bijan Vasigh, experto en aeronáutica y profesor de Economía y Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle en Daytona, Florida.
“Cuando tienes un lago, un río, y tratas de construir encima, es muy difícil”, afirmó. “Han tratado de minimizar los problemas. O realmente no saben lo que podría ocurrir”.
La nueva terminal internacional está diseñada para recibir hasta 68 millones de pasajeros en su primera fase, y presume un diseño del arquitecto británico, ganador del Premio Pritzker, Norman Foster, y del mexicano Fernando Romero, quien es yerno de Carlos Slim.
En su primera etapa, el nuevo aeropuerto tendrá dos pistas principales, con una tercera de respaldo, para uso militar. La segunda etapa, que incluirá otra terminal de pasajeros y tres pistas adicionales, se espera se concluya en 2062.
Fuente: El Financiero