El huracán María, que destruyó parte de Puerto Rico en septiembre del año pasado, no dejó 64 muertos, como sostuvo durante meses el gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, sino al menos 2,975 muertos, lo que lo convierte automáticamente en uno de los más letales de la historia (el peor en la era moderna ocurrió en noviembre de 1998, cuando el huracán Mitch dejó más de 18 mil muertos a su paso por Centroamérica).
“Los resultados de este estudio sugieren que, trágicamente, el huracán María produjo un mayor número de muertes en toda la isla”, declaró Carlos Santos-Burgoa, investigador principal del instituto Milken de Salud Pública de la Universidad de George Washington.
El responsable del informe explicó que los muertos se produjeron tras el impacto del huracán María el 16 de septiembre de 2017 y el desastre ocasionado (y la lentitud en las tareas humanitarias y de reconstrucción) siguieron generando muertes relacionadas con el huracán hasta febrero de 2018.
“Es repugnante”. El estudio fue encargado por las autoridades de Puerto Rico para poner fin a la polémica sobre si el gobernador —partidario de convertir a la isla en el estado número 51 de EU—, dejó en 64 la cifra de muertos (poco creíble, ante las imágenes que llegaban de la tragedia) para que el presidente Donald Trump y los congresistas estadunidenses no asociaran la isla con una gestión caótica y un territorio que sobrevive de la ayuda humanitaria.
De hecho, Trump no viajó a Puerto Rico hasta dos semanas después y lo hizo para asegurar que María no era “una catástrofe real” como la del ciclón Katrina (que dejó 1,880 muertos).
Tras conocer el informe, el gobernador Roselló dio por buena la cifra, pero rechazó cualquier insinuación de que el manejo de la cifra de muertos se maquillara por motivos políticos.
“Rechazo que ocurriera por consideraciones políticas. Sólo me preocupaba el bienestar de los puertorriqueños, insinuar que fue por alguna razón política es repugnante”, declaró.
Harvey y la queja de latinos. Muchos de los trabajadores latinos que llegaron a Texas para la reconstrucción del estado tras el paso del poderoso huracán Harvey en agosto de 2017 siguen padeciendo las consecuencias de la explotación laboral y robo de salarios que, denuncian, sufrieron entonces y que siguen sin poder resolver.
Roberto Gallardo, originario de Hermosillo, se trasladó desde Alabama a Houston para trabajar en la reconstrucción al sur de Houston y desde entonces sólo ha recibido excusas de las empresas constructoras para no pagarle.
Fuente: Crónica