Carlos Ferreyra
Andrés Manuel, convertido en un verdadero apóistol que recorre los caminos de Dios lanzando anatemas y repartiendo bendiciones, lo dijo sin señalar a nadie: Perdono, pero no olvido…
Con esa frase iniciamos el camino tantos años buscado: la plena identificación con nuestros hermanos latinoamericanos. Esta vez sí lo lograremos.
El país, por hoy, parece una samba mal interpretada, alegre y a la vez violenta con personajes mágicos y bailarines que llevan su propio ritmo. No van al conjunto.
Tiempo ha pasado cuando advertíamos el peligro de colombianización, por el que debemos ufanarnos: tarea superada.
Un togado Vaticano, Francisco, sin pudor ni consideración a su grey advierte a sus paisanos gauchos el riesgo de mexicanizarse. Y hace como que la Virgen le habla cuando le mencionan que los mexicanos somos uno de los pueblos que más contribuyen al bienestar de los purpurados. Y sí, gracias a la Virgen de Guadalupe y sus adoradores.
Narco o corrupción, en el primero ganamos aunque no por mucho y en el segundo nos llevan la mano, pese a los horribles episodios protagonizados por nuestros infames políticos.
Don Peje dice una cosa, el supuesto encargado del asunto corrige y se dan casos como el del empresario Romo que llega a descalificar al inminente mandatario.
Paco Ignacio Taibo y Elena Poniatowska toman discreta y muy expresiva distancia mientras otras, otros, no tan valerosos opinan casi en secreto que había mejores opciones.
Tatiana Clouthier en referencia a Bartlett que para afirmarse en el hueso ya anunció perdón y olvido de los más de once mil millones de pesos adeudados por los paisanos de Andrés Manuel.
Muchas historias corren sobre el longevo político, de origen, también tabasqueño. La más conocida su participación en el llamado despojo electoral en 1988 pero se olvida la participación abierta un par de años antes, en el denominado Fraude Patriótico en la frontera norte ante el temor de que los gringos se apoderaran de un pedazo del país.
En eso los vecinos son pacientes, esperaron a De la Madrid y de allí pal rial, dicen los rancheros.
Bartlett, presencia sabida en el asesinato de Manuel Buendía, igual en el crimen contra Kiki Camarena, exitoso agente anti narco gringo que molestaba mucho y no salpicaba nada. Es el riego de los testigos protegidos, delincuentes a los que hay que darles crédito cuando así conviene.
Necesaria la lectura al texto de Gerardo Galarza narrando cómo el secretario mexicano de Gobernación, operó con su correspondiente en Venezuela para el secuestro de dos sobrinos. Usó incusive transportes militares para traerlos al, país. Los sobrinos hicieron denuncia pública en Proceso.
Nada valieron las protestas de los adolescentes ni las reclamaciones. Como nada significó la condena de la Corte Interamericana por el comprobado despojo en el fraude patriótico. Creo que es la única vez que la Corte emitió una condena tajante contra nuestro país.
Recuerdo su furia cuasi homicida contra un corresponsal mexicano cuando reveló que los gringos no le permitirían visitar su país.
Y su reacción cuando la agencia Notimex le ganó la información después que un pesquero guatemalteco decidió llevarse a los marinos armados que pretendían revisarlo.
Nos corrió a todos…
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