Luego de un embriagante debate con el novelista Francisco Martín Moreno me estrello contra el espejo de la cruda realidad…
Cierto, los mexicanos votamos con las tripas en venganza contra el PRI-gobierno… y contra el mandamás de Los Pinos.
¿Cómo diablos los enojados le íbamos a dar nuestro voto a quienes nos hicieron enojar?
Pues sí, pero no…
Los iracundos votantes y las pandillas presupuestívoras, al amparo del poder impune, somos uno mismo.
¿A poco no es igual al rata todo ciudadano que soborna para burlar la ley?
¿El cirujano que nos pasa a cuchillo para cobrar más caro dizque para evitarnos la muerte?
¿El comerciante que engaña al hacernos pagar mucho más cuando entrega mucho menos?
¿El constructor que mete alambrón y cobra varilla?
¿El periodista mercenario que enajena su labor, pega con la izquierda y cobra con la derecha?
Piense en los ríos de miles y miles de cucarachas de vergüenza que no caben en este reducido espacio…
No creo que el 1 de julio hayamos votado por la reconstrucción ética de nuestra sociedad. Piénselo… y dirá si tenemos o no sobrada razón.