Con ayuda de palas y otros implementos, los residentes de varias zonas del oeste de Japón retiraban el miércoles lodo y escombros y buscaban comida y otros suministros luego del caos que provocaron los aludes de tierra y las inundaciones que todavía afectaban algunas zonas.
El gobierno informó que hay 179 muertes confirmadas tras las fuertes lluvias de la semana pasada.
El primer ministro, Shinzo Abe, visitó un albergue en Kurashiki, una ciudad donde el desbordamiento de un río inundó áreas residenciales, causando en la zona más de 40 muertes.
Se agachó frente a una anciana sentada en el suelo y le prometió que su gobierno haría todo lo posible por devolverle la vida normal lo antes posible. Alrededor de 200 residentes estaban en el refugio que visitó.
Decenas de miles de socorristas y voluntarios escarban entre los escombros en busca de decenas de personas que aún seguían desaparecidas.
Fuente: Enfoque Noticias