El presidente ahora lo sabe: la elección del Estado de México no fue el laboratorio que refrendaría la presidencia y no siempre un candidato puede revertir una baja intención del voto como llegó a expresarlo. En síntesis, la supuesta habilidad política de Peña Nieto quedó hecha pedazos: su candidato nunca pasó del tercer lugar y su partido está al borde de la extinción.
Así las cosas, mientras López Obrador sueña con pasar a la historia como el mejor presidente, Peña Nieto se enfila para ser recordado como uno de los más cuestionados.
Se puede predecir que la pesadilla está por comenzar, por más promesas y acuerdos que tenga con el futuro mandatario, las circunstancias determinan las acciones y el derrotero de los gobiernos y, cuando hay necesidad, el pasado puede ser una puerta de salida. Salinas se legitimó metiendo a la cárcel a la Quina, y Zedillo al hermano de Salinas.
Los ganadores quieren sangre, los pejeseguidores no van a cambiar de la noche a la mañana y no creo que concedan el indulto para la Casa blanca, la Estafa Maestra, el socavón, las licitaciones del aeropuerto, Odebrecht y otros casos de corrupción.
Peña está apanicado, lo demostró en la campaña y lo evidenció al subordinarse a los tiempos y caprichos de su futuro sucesor, quien le fijó hora, día y lugar para su primer encuentro. Peña sabe que encerrar expresidentes está de moda: Lula, Martinelli, Ollanta, Colom, Otto, algunos casos.
Además, con su derrota, Peña Nieto deja su legado en manos de su sucesor y el destino del PRI al borde del abismo.
Meade, Banco de México
Siempre pensé que José Antonio Meade era un buen candidato para gobernador del Banco de México, incluso más que candidato a la presidencia. Ahora que sondean la posibilidad de designarlo vicegobernador con el aval del próximo presidente, en forma directa o por el Congreso, sería una pésima señal para la democracia, la oposición diría que es una prueba del acuerdo Peña-Meade-AMLO que tanto mencionó Ricardo Anaya.
Empresarios, nerviosos
Vaya manera de perder legitimidad. Los dirigentes y organismos empresariales que se precipitaron en busca de acercamientos con el futuro presidente de la República se ganaron a pulso las críticas que han recibido y de paso demolieron el papel de contrapeso que su sector debe representar ante un gobierno. Dirán que se buscaba mandar señales positivas a los mercados, pero ¿unas horas después de la elección? Tal vez algunos no lo sepan, Andrés Manuel López Obrador será presidente electo hasta que el Instituto Nacional Electoral le entregue la constancia. En política, fondo es forma.
Fracasó voto en el exterior
Sólo en Estados Unidos, hay cerca de 30 millones de ciudadanos de origen mexicano, un alto porcentaje con derecho a la credencial de elector y al voto, al final apenas se apuntaron menos de medio millón y apenas sufragaron 98,470. Más de la mitad, de sólo seis entidades: Ciudad de México, Jalisco, Puebla, Michoacán, Estado de México y Guanajuato. Un verdadero fracaso. El presupuesto fue de 350 millones de pesos, cada voto costó poco más de 3,500 pesos, algo así como 170 dólares; con un poco más, a los votantes de California se les hubiera podido traer a votar a sus casillas.