El pasado 28 de junio, Grupo Financiero Banorte anunció la aprobación de las autoridades correspondientes para llevar a cabo la fusión con Grupo Financiero Interacciones. Por un lado, la Comisión Federal de Competencia (Cofece) notificó a ambos grupos financieros la autorización para fusionar las entidades que forman ambos grupos financieros sin condicionantes. Por otro lado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) emitió un oficio dirigido tanto a Banorte, como a Interacciones para “proceder con los actos corporativos y administrativos correspondientes a las fusiones”. Así, los dos grupos financieros acordaron llevar a cabo la operación a más tardar el próximo 31 de julio del presente. Quiero señalar que no pretendo hacer publicidad en este espacio al escribir sobre la entidad en la que laboro. No obstante lo anterior, considero que lo que está ocurriendo en Banorte es un hecho histórico en el sistema financiero mexicano y es por ello que decidí dedicar este espacio a destacar algunos aspectos al respecto.
Banorte fue fundado en 1899 en la ciudad de Monterrey, como un pequeño banco regional. Noventa y tres años después, en el esfuerzo de reprivatización bancaria en 1992, Banorte era el número 17, de 18 bancos en total. Con la fusión con Interacciones, en menos de 30 años -desde que Don Roberto González Barrera y un grupo de inversionistas tomaron las riendas-, se va a convertir en el segundo grupo financiero más grande de nuestro país, por debajo de BBVA Bancomer y por arriba de Citibanamex. Si bien no soy nacionalista desde el punto de vista de que “la banca tiene que ser mexicana”, dado que siempre he creído en el libre mercado, sí me da gusto que un banco mexicano, un grupo financiero mexicano, pueda ser el líder porque se lo ha ganado, compitiendo con los mejores del mundo.
Lo más importante para el equipo administrativo de Banorte no es ser el más grande, sino en palabras desu presidente de Consejo, Carlos Hank González, es “…ser el mejor banco para nuestros clientes, nuestros accionistas y nuestros empleados…”. No obstante lo anterior, consideramos que la envergadura sí importa y va a permitir a Banorte ofrecer los mejores servicios y a precios competitivos a nuestros clientes, crear valor para nuestros accionistas y ofrecer oportunidades de desarrollo para nuestros empleados. El resto de la columna la voy a dedicar a comentar sobre la importancia del gobierno corporativo.
Banorte ha sido por años un ejemplo en el fortalecimiento del gobierno corporativo. A raíz de la incorporación de Carlos Hank González como Presidente de Consejo, se impulsó la participación de un mayor número de consejeros independientes. De hecho, hoy por hoy el 73.3 por ciento de los consejeros de Grupo Financiero Banorte son independientes. Esto compara muy favorablemente con el 50 por ciento de consejeros independientes, que promedian las 35 emisoras que forman parte del Índice S&P/BMV IPC. Asimismo, para ofrecer una mayor garantía del grado de independencia de los consejeros independientes -valga la redundancia-, más del 50 por ciento de los miembros del comité de nominaciones de los consejeros está formado por consejeros independientes. Si bien existen muchas otras características que dejan claro el buen gobierno corporativo del grupo financiero, una que ha sido vital en este último proceso de fusión con Interacciones ha sido la auto-imposición de un límite menor para requerir de aprobación de los accionistas en caso de fusión o adquisición.
¿A qué me refiero? Para que la mayoría de las emisoras que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tengan que pedir aprobación de la Asamblea de Accionistas en un caso de fusión o adquisición, se necesita que el valor de la operación se encuentre por arriba del 20 por ciento de los activos de la entidad fusionante o adquiriente. En el caso de Banorte, si se va a adquirir una entidad relacionada, como es el caso de Interacciones -cuya adquisición representa menos del 20 por ciento de los activos de Banorte-, a diferencia de las demás emisoras de la BMV, en Banorte sí se necesita preguntar a los accionistas si aprueban dicha fusión o adquisición. Esto sucedió en diciembre del año pasado, por lo que esto es una prueba más de la importancia que le da el equipo administrativo de Banorte al buen gobierno corporativo. No por nada, Banorte ha recibido premios locales y globales por su fortaleza en el gobierno corporativo, como son el caso del Premio al mejor gobierno corporativo 2017 de la BMV y el Ethical BoardroomMagazine Award 2017.
No hay duda de que cualquier empresa debe construir y fortalecer su gobierno corporativo. Sin embargo, considero que es todavía mucho más relevante que esto suceda en el caso de las entidades financieras y Banorte da ejemplo de su compromiso por adoptar las mejores prácticas globales en este y otros temas, clave para crecer y ser líder en el mercado, compitiendo con los mejores.
Twitter: @G_Casillas
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.