Hablar de Mario Zagallo y Franz Beckenbauer es sinónimo de historia de los Mundiales. Ambos formaron parte de algunas de las selecciones de más solera de las Copas de Mundo, pero su papel fue decisivo también para que tanto Brasil como Alemania hayan sumado hasta ahora cinco y cuatro títulos respectivamente. Los dos ganaron la Copa del Mundo como capitanes sobre el césped y como seleccionadores en los banquillos. Ahora, tras la victoria de Francia sobre Croacia, este selecto club tiene un nuevo miembro: Didier Deschamps.
Los dos precedentes son de los más prestigiosos. Tras ser decisivo en los dos títulos consecutivos que logró la verdeamarelha en Suecia 1958 y en Chile 1962, Zagallo, dirigió a la Brasil que conquistó el título en México 1970. Además, también dirigió a la que perdió en 1998 precisamente ante la Francia de Didier Deschamps como jugador.
Por su parte, Beckenbauer alzó la Copa del Mundo como jugador como capitán en Munich 1974 (1-2 a Holanda) tras haber sido subcampeón en Inglaterra 1966 y tercero en México 1970. Como entrenador, el germano fue segundo en México 1986 y por fin campeón en Italia 1990.
Dos décadas separan los momentos más importantes en la carrera del Deschamps futbolista y entrenador, presente en las finales de Saint-Denis y de Moscú, en 1998 y 2018. Esas son dos ciudades que permanecerán en la memoria del preparador de Bayona, de 49 años. También en la de todo aficionado francés, hoy entregado a la figura de Deschamps.
“Ellos fueron muchos mejores seleccionadores yo. Zagallo y Beckenbauer fueron muy grandes. Hay que ganar títulos, eso es lo más importante. Me dolió mucho perder hace dos años la Eurocopa, pero esta ha sido una gran ocasión para olvidar lo que sucedió. El fútbol es de los jugadores y ellos son campeones del mundo. Debemos estar orgullosos”, explicó el seleccionador.
Lo que hoy es alegría en Francia, antes del inicio del certamen fueron dudas. Las críticas de algunos futbolistas y la renuncia de Zidane a seguir como técnico del Real Madrid hizo que muchos se plantease un relevo a corto plazo. Hoy ese debate ha quedado completamente desterrado. Deschamps ha conseguido desquitarse de la derrota de hace solo dos años en su Eurocopa ante Portugal. La Copa del Mundo era una exigencia y la ha logrado con suficiencia.
El técnico ha sabido corregir la euforia que en 2016 les hizo perder su Eurocopa tras la victoria en semifinales ante Alemania. Aprendieron de sus errores los franceses y también el seleccionador, que cambió un gran número de jugadores -repiten en la convocatoria mundialista solo 9 jugadores-. Puede que su fútbol no haya sido tan vistoso como se esperaba, pero el resultado es incontestable.
”Quizás no hemos hecho un partido enorme pero hemos tenido fuerza mental y hemos merecido el triunfo. Estoy muy orgulloso porque no es sencillo, hemos pasado momentos difíciles, pero estoy orgulloso por estar en el techo del mundo. Quiero a los franceses, estoy orgulloso de ser francés. ¡Viva la República!”, concluyó.
El extécnico de Mónaco, Juventus y Olympique de Marsella, enrolado a la selección ‘bleu’ desde 2012, consiguió el título más importante de su carrera como entrenador. Tenía el subcampeonato de la Champions League de 2004 con la escuadra monegasca como logro más reseñable; ahora luce en su palmarés un Campeonato del Mundo.
En realidad, dos. Porque él recogió, como capitán, la primera copa dorada del fútbol francés una tarde de julio de 1998. Dos décadas después de aquella victoria comandada por Zinedine Zidane y remachada por Emmanuel Petit su nombre volvió a abrazar la historia. Como Mario Zagallo y Franz Beckenbauer, Didier Deschamps es campeón del mundo en el césped y en el banquillo.
Fuente: La Vanguardia