No es lo mismo ser nuevo pobre que pobre de abolengo.
La abuela sabia
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Morena echará a andar “la aplanadora” en el Congreso; para eso sirve ser mayoría.
Bajo el lema de la austeridad valiente y republicana, los legisladores adictos a López Obrador pelearán por modificar el Artículo 41 de la Constitución para “mochar” a la mitad el dinero que recibirán los partidos políticos el año que viene (de 4 mil 713 millones a 2 mil 356), de modo que el financiamiento del sistema político resulte menos oneroso.
Dicho en corto: para abaratar el costo de la democracia electoral.
Con el PANAL (Nueva Alianza) sin abejas y el PES (Partido Encuentro Social) prácticamente fuera del agua (ambos a punto de perder el registro), Morena recibiría el año que viene 1 mil 555 millones y pico (907 millones de pesos más que en 2018). Si rebaja ese “platal” a la mitad, tendrá 777 millones en arcas. Aún así, Morena, pobre de abolengo, se habrá convertido en el nuevo rico de la colonia política… y los perdedores en los nuevos pobres.
Por ejemplo, a que le sabrá al opulento PRI de antaño manejarse con 398 miserables millones de pesos, cuando hasta 2018 le salían 1 mil 689 millones hasta por las orejas. Qué decir del PAN, que se sentía muy “suave” con 1 mil 281 millones en la bolsa y sólo le quedarían “migajas” valuadas en tres veces menos (429 millones).
PRI y PAN hacen cuentas para estirar el gasto ante la precariedad que significará para ambos la debacle del pasado 1 de julio, de triste, muy triste memoria.
La austeridad para Morena será manejable; para los derrotados será letal.
EL MONJE CONTADOR: En México los votos equivalen a dinero y Morena tiene la prosperidad asegurada para dar “el campanazo” y ponerse del lado de la gente que quiere vengarse de los partidos que la hicieron enojar.