Andrés Manuel López Obrador ganó la elección para presidente de la República por una amplia mayoría. Con 92.1 por ciento de las actas computadas, López Obrador obtuvo 52.9 por ciento de los votos, seguido por Ricardo Anaya (22.5 por ciento), José Antonio Meade (16.4 por ciento) y en un distante cuarto lugar, Jaime Rodríguez Calderón ‘El Bronco’ (5.1 por ciento). Además de este resultado arrollador, es casi un hecho que Morena, el partido de Andrés Manuel, haya obtenido ‘mayoría simple’ (i.e. al menos 51 por ciento) en ambas cámaras legislativas. En este sentido estimo que, con datos del PREP del INE para ambas cámaras -y con cerca de 91 por ciento de las actas computadas-, Morena contará con casi 58 por ciento de la cámara de diputados y con poco menos del 54 por ciento del Senado. Cabe señalar que si bien con esta mayoría simple podrían aprobar presupuestos, así como modificar leyes secundarias -entre otros asuntos-, de acuerdo con el artículo 135 de nuestra Carta Magna, se necesita la aprobación de al menos dos terceras partes de ambas cámaras, así como de la mitad de los congresos locales para llevar a cabo reformas constitucionales. Utilizaré lo que resta de este espacio para comentar brevemente sobre cuatro asuntos:
(1) La reacción de los mercados financieros. Al juzgar por el comportamiento de los mercados locales unos días antes de la elección, los participantes de los mercados ya tenían incorporado el triunfo de López Obrador. No obstante lo anterior, considero que no tenían incorporada la posibilidad de que Morena, su partido, se llevara la mayoría simple en ambas cámaras. Así, a pesar del buen comportamiento de los mercados locales (e.g. tipo de cambio peso-dólar, precios de las emisoras que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores) en los días previos a la elección, en el margen los inversionistas extranjeros no reaccionaron tan favorablemente al conocer que el partido de Andrés Manuel podría tener mayoría en las cámaras. De hecho, la reacción inicial en el tipo de cambio peso-dólar fue muy positiva, máxime cuando los candidatos adversarios Meade y Anaya concedieron la victoria. No obstante lo anterior, se borró completamente la apreciación del peso mexicano al darse a conocer los resultados preliminares de las cámaras. Si bien se eliminó el factor de incertidumbre electoral -presente en cualquier elección-, los mercados reaccionan con base en las expectativas que se forman, en donde no tenían ‘descontada’ la mayoría en las cámaras. Es por ello que considero que fue muy relevante que el equipo de política económica de Andrés Manuel organizara conferencias telefónicas con inversionistas tan pronto como ayer, para brindar un mensaje conciliador y de compromiso con los pilares de la estabilidad macroeconómica.
(2) El ‘voto útil’. Si bien considero que Roy Campos, de Consulta Mitofsky lo define mejor como ‘voto estratégico’, dado que no hay ‘voto inútil’, el resultado de esta elección presidencial nos dejó claro ni sumando los votos que obtuvieron todos los candidatos adversarios de López Obrador -Anaya, Meade y ‘El Bronco’ (44 por ciento)-, se le hubiera podido ganar a Andrés Manuel. Asimismo, tampoco hubiera funcionado para ese propósito la todavía inexistente ‘segunda vuelta’.
(3) Las encuestadoras. Creo que esta elección le debe dar un ‘voto de confianza’ a las encuestadoras serias y rigurosas. No hay duda de que ha habido episodios en los que las encuestas -que son meramente ejercicios estadísticos de un momento en el tiempo y no pronósticos-, han estado lejos del resultado final, pero estos casos han sido muy pocos -y en su mayoría cuando los márgenes entre candidatos o eventos han sido muy pequeños-, en comparación con las que han servido para formar expectativas creíbles sobre el resultado final.
(4) Las ‘pruebas de confianza’ macroeconómica que considero que enfrentará muy pronto el virtual presidente electo y su equipo en los próximos meses. En este sentido considero que habrá dos pruebas: (a) El proceso de discusión y aprobación del presupuesto fiscal 2019 que si bien lo entregará el Scrio. de Hacienda actual, lo recibirá el nuevo congreso –que entra en funciones el próximo 1 de septiembre–, en donde Morena tendrá mayoría simple; y (b) el nombramiento de un subgobernador del Banco de México o la ratificación del subgobernador actual Manuel Ramos Francia, cuyo periodo termina el próximo 31 de diciembre. Así, si el presupuesto aprobado es fiscalmente responsable, como Andrés Manuel y su equipo han comentado que será y se ratifica al subgobernador actual o se nombra a alguien con las credenciales académicas, la experiencia requerida y el reconocimiento de los mercados, los mercados lo tomarán con optimismo.
Twitter: @G_Casillas
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.