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A 49 años de “Un pequeño paso para el hombre…”

Publicado por
Aletia Molina

Comandado por Neil A. Armstrong, este gigantesco cohete norteamericano aterrizó en la superficie lunar el 20 de julio de 1969. Su tarea, indicada por el presidente de aquel entonces Jon Fitzgerald Kennedy, era ser el primer país en pisar este satélite natural.

Durante la primera incursión humana en el satélite natural, los astronautas colocaron una bandera estadounidense y una placa conmemorativa y, además de tomar imágenes, instalaron en la superficie un reflector de rayos láser, un sismógrafo y una pantalla para medir la intensidad del viento solar.

El 16 de julio de 1969, un gigantesco cohete estadounidense Saturno V de 110 metros de altura partía del Centro Espacial Kennedy, con el objetivo de que el ser humano pisara la Luna por primera vez. A bordo de la nave espacial viajaban los astronautas Neil A. Armstrong, como comandante; Michael Collins, piloto del módulo de comando; y Edwin E. Aldrin Jr., piloto del módulo lunar.

Apolo 11 alcanzó la Luna cuatro días más tarde, el 20 de julio. Mientras los astronautas Armstrong y Aldrin descendieron en el módulo lunar ‘Eagle’ para explorar el mar de la región Tranquilidad de la Luna, el astronauta Collins se quedó con el mando y módulos de servicio «Columbia» en órbita lunar.

El proyecto Apolo comenzó casi una década atrás, en 1960, con la intención de la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) de sobrevolar la luna en una misión tripulada, y, un año más tarde, los planes se vieron modificados por el anuncio del presidente del país, Jon Fitzgerald Kennedy de que EE. UU. sería el primer país en enviar un hombre a pisar el satélite terrestre. Aún así, Kennedy no pudo ver cumplido el programa que él mismo impulsó, al ser asesinado en 1963, y fue bajo el mandato de Richard Nixon cuando la misión Apolo XI culminó con éxito el viaje.

Durante la primera incursión humana en el satélite natural, los astronautas colocaron una bandera estadounidense y una placa conmemorativa y, además de tomar imágenes, instalaron en la superficie un reflector de rayos láser, un sismógrafo y una pantalla para medir la intensidad del viento solar, según recuerda la NASA.

También aprovecharon la expedición para recoger muestras de suelo lunar (tierra y fragmentos de roca), que luego llevaron de vuelta a la Tierra para realizar investigaciones, y para explorar parte de la región en la que alunizaron. El análisis del sustrato lunar recogido en la expedición reveló, entre otras cosas, que el satélite que orbita la Tierra está formado por materiales idénticos a los que se pueden encontrar en la Tierra, como resultado de la fusión, o en los meteoritos, y que, al igual que este planeta, su interior está formado por estratos y durante un tiempo estuvo en estado de fluido.

La Apolo XI no fue, sin embargo, la primera expedición en llegar a la Luna. Por un lado, una misión anterior de la NASA, la Apolo X, había logrado en mayo mandar una nave tripulada por Thomas P. Stafford, John W. Young y Eugene A. Cernan, que orbitó dos veces alrededor del satélite selenita y logró volver a la Tierra.

Además, ya una década antes, en 1959, la Unión Soviética había sido la primera en colocar una sonda en la Luna con el proyecto Luna2, y una tripulación de seis tortugas, hongos y musgo fueron los primeros seres vivos en orbitar el satélite, con la nave soviética Zond 5, que fue la primera en rodearlo y volver a la Tierra.

A su vez, tras el éxito de la misión Apolo XI, otras cinco expediciones del programa de la NASA han logrado llevar a un total de nueve personas al satélite, diez contando con los dos pioneros (Collins no llegó a pisar la Luna, dado que estaba en el módulo de control): las Apolo 12, 14, 15, 16 y 17. La misión Apolo 18 no pudo completar su meta por la explosión del tanque de oxígeno líquido del módulo de servicio, pero la tripulación regresó a salvo.

Fuente: El Espectador

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Aletia Molina