¿Bajar la gasolina como una forma de impulsar el ingreso de las familias? ¿Es posible? Técnicamente sí, pero ello implicaría una carga importante en las finanzas públicas que ya cuentan con poco espacio de maniobra.
Durante el tercer y último debate presidencial, Ricardo Anaya, candidato de la coalición ‘Por México al frente’, aseguró que una de sus propuestas principales es bajar el precio de la gasolina quitándole la carga del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que pagan los consumidores.
“Cuando una persona compra un litro de gasolina Magna paga en promedio unos 18 pesos, de esos 18 pesos, 6 son de impuesto”, señaló el candidato. “Hoy me comprometo públicamente a bajar ese impuesto para que baje el precio de la gasolina”.
A través de una modificación en la estructura del precio de los combustibles en el país, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) bajo un eventual gobierno de Anaya podría bajar la carga del IEPS en las gasolinas y con ello el precio. Sin embargo, esta política se traduciría en una menor recaudación de impuestos y presión en las finanzas públicas.
De hecho, el gobierno federal recauda cada vez menos a través del IEPS a las gasolinas.
En el periodo enero-abril de este año, la SHCP registraba 59 mil 428 millones de pesos obtenidos a través del IEPS aplicado a las gasolinas, 16.1 por ciento menos que el mismo periodo del año pasado. En 2017, de acuerdo con la misma dependencia, se obtuvieron 216 mil 498 millones de pesos por ese gravamen a lo largo de todo el año, 26.4 por ciento menos que en 2016.
Para mantener el precio de la gasolina ‘artificialmente’ más bajo que el mercado internacional, el gobierno federal subsidió durante varios años el IEPS a los combustibles. No obstante, esto significó que la SHCP tuviera que destinar hasta 203 mil millones de pesos para ese fin en 2012.
En México, la gasolina paga cuatro impuestos diferentes: el IEPS federal, el estatal, el impuesto al carbono y el IVA.
Para respetar el margen de ganancia de los gasolineros, que por ley es libre, la única forma de bajar el precio de las gasolinas, con el esquema actual, sería reduciendo la carga fiscal en alguno de los cuatro, principalmente del IEPS federal, que representa entre cinco a seis pesos por litro.
Adicionalmente, el precio de las gasolinas reconoce los costos de logística y transportación del proveedor, que para la mayor parte del país, es Pemex. Ahí no hay mucho qué hacer, ese margen depende del nivel de eficiencia que se alcance.
Por otro lado, Anaya aseguró que durante su periodo como diputado federal no votó a favor del incremento en los precios de los combustibles en México; sin embargo, de acuerdo con el registro de la votación para la aprobación de la Ley de Ingresos 2017, que incluía esa medida, todos los legisladores del Partido Acción Nacional (PAN), salvo 7 abstenciones, sufragaron a favor.
Fuente: El Financiero