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Las medallas merecidas: Carlos Ferreyra

Publicado por
José Cárdenas

Carlos Ferreyra 

 

1.- Los periodistas solemos entrar por una puerta a las redacciones, y simultáneamente investigamos cuál es la de salida más próxima. La renuncia, despido o el simple abandono de la tarea hasta entonces emprendida, no significa gran cosa se festina, claro, con una comilona y unos cuántos tragos con los cuates… y a otra cosa, mariposa.

El argüende organizado en torno al retiro formal de las actividades periodísticas de Gerardo Galarza, merece destacarse no sólo por el cargo que ostentaba en el periódico “Excélsior” sino por las sincerísimas muestras de afecto y pesar de sus compañeros de redacción. Y lo más extraordinario, de quienes desde afuera lo vimos trabajar, lo conocemos, y disfrutamos privilegiadamente de su amistad.

Personalmente creo que sólo me falta trabajar en el “Correo de Tingüindín” o en “Noticias de Pendenjícuaro”, si existen. Pasé por las principales redacciones de los medios nacionales, incluyendo vergonzosa y muy necesitada chamba en Televicentro, y también estuve en diversas agencias internacionales de noticias.

Vi hacer el mismo camino a muchos estimables colegas pero no recuerdo que de hecho y sinceramente, hubiese dolido el retiro de un director. De allí el fenómeno Galarza.

Como cónyuge de mandatario jarocho, Gerardo cree que merece bienestar y tiempo para la familia y el descanso. En esas ando y no lo recomiendo. El ansia de expresar lo que se ve, lo que se siente o lo que se sabe, es incontrolable. Quizá logre transformar su experiencia profesional en obra literaria, mitad imaginación, que le sobra, y mitad datos que prefiera no revelar en forma distinta.

En fin, bienvenido, Gerardo, y creeme que los constantes viajes a la tierra natal pueden ser un paliativo pero nunca suficientes para curarte del virus de la redacción. Abrazo, por lo pronto.

2.- Hemos hecho toda suerte de ridículos en el extranjero en actos y festejos de importancia universal. Lo mismo apagamos orinando sobre la llama eterna que brilla bajo el Arco del Triunfo en París, que golpeamos a señoras que no nos hacen caso cuando las abordamos en las calles de Río.

La lista de indecencias es más larga de lo que desearíamos. Hoy uno de los señores que desde que se fue a vivir al norte nos lanza consejos y diatribas porque no sabemos gobernarnos, se muestra en toda su imbécil prepotencia al interrumpir un programa de televisión que se está transmitiendo en directo.

Previamente lo celebra con otro ser anencefálico, su hijo. Eugenio Derbez apuesta a que el hijo se baje los pantalones y muestre su nalgatorio al público ruso, si su padre comete la osadía de meterse a la fuerza a un programa al aire. Lo hace y su hijo paga la manda.

Un robusto guardia de seguridad intenta sacarlo, Eugenio corre atrás de quienes transmiten el programa y en cierto momento lo atrapa el enorme agente que ante la resistencia del payaso que, por cierto, muestra un bigotillo en las comisuras estilo Cantinflas, lo abraza, lo levanta en vilo y lo lleva afuera de estudio.

Celebra con su retoño la puntada.

3.- Hace un par de años en España se realizó una modificación constitucional por la que los diputados, célebres allá como acá por inservibles y vagos, serán asalariados únicamente durante su mandato y no habrá jubilación relacionada con esta chambita tan grata y redituable.

Tendrán que atenerse al sistema oficial de seguridad social al que deberán contribuir para su fondo de jubilación, tal como señala, el resto de los españoles. Esto implica que no habrá regímenes especiales ni pago de servicios médicos privados y lo mejor, no estarán facultados para asignarse salarios, prestaciones, premios o recompensas. Tampoco encargos que les reditúen ingresos.

“Servir en el Congreso es un honor, no una carrera. Los diputados deben cumplir sus mandatos, no más de dos periodos, y después irse a casa y buscar empleo”, precisa el documento.

Pienso en lo fuerte que se llevan los gachupas con sus representantes populares, padres de la Patria o legisladores, como sean. Aquí ni por mal pensamiento quisiéramos verlos en tan triste situación de no saber a qué se dedicarán, desempleados y sin recursos suficientes para tranquilidad propia y de la familia.

Remate: en las galerías de nuestro H Congreso de la Unión, se escucha la voz del pueblo: “Diputados güevones, por eso están panzones…”

carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com

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José Cárdenas