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La vida después de Sheldon

Publicado por
Héctor García

Jim Parsons tiene mucho que decir sobre una gran variedad de temas. Y lo hace con oraciones laberínticas llenas de cláusulas, tangentes y giros en U que, finalmente, llegan al destino programado por su GPS mental.

Pero últimamente suena mucho más parecido a su personaje en la película A Kid Like Jake: un hombre incapaz de expresar lo que piensa.

En este filme, Parsons da vida a Greg, cuyo hijo de 4 años (Leo James Davis) prefiere los vestidos de princesa que los cochecitos. Y también está activo en Broadway con la obra The Boys in the Band, el innovador drama de Matt Crowley sobre la vida gay en una época de declarada homofobia.

En entrevista telefónica desde el departamento que comparte con su esposo, Todd Spiewak, en Nueva York, el actor platica sobre la identidad de género, confronta sus propias prejuicios y el futuro más allá de Sheldon Cooper, personaje de The Big Bang Theory que lo volvió internacionalmente famoso.

Sheldon se casó con Amy al final de la temporada 11 de The Big Bang Theory. Y sabemos que la serie ya tiene confirmada una nueva entrega. ¿Qué sigue después?
No se ha tomado una decisión formal, pero no voy a mentir: hemos estado en pláticas no oficiales con ciertas personas. Aunque no voy a decirte exactamente lo que hemos platicado.

¿Cómo visualizas la vida después de Sheldon?
No soy tonto. Entiendo que, una vez que este tipo de papeles terminan, no puedes despertarte un día y pretender que todo es igual a como lo era 12 años atrás. Ha marcado una era para mí como ser humano, aunque, como actor, me siento emocionado y esperanzado.

«Es como si estuviéramos disfrutando de una época dorada, con un público devoto, y eso es hermoso, pero también bastante raro. Así que, en ese sentido, ninguno de nosotros sabe con exactitud qué hacer con todo eso, y quizá nunca lo sepamos».

‘A Kid Like Jake’, cinta basada en la obra de Daniel Pearle, marca tu debut como productor junto a tu esposo. ¿En algún momento te asaltaron dudas, dado el tiempo que implicó su realización?
Me preocupé cuando ya habían pasado tres o cuatro años. Me preguntaba si el tema ya se estaba explorando desde otros frentes como para que la película no fuera tan necesaria para dar voz a la personas trasgénero y a sus familias.

«Pero resultó claro que, entre más se abría el debate sobre los derechos y las vidas trasgénero, la película se volvía más relevante».

¿Cuál es el objetivo del filme?
Para empezar, no se trata de una cinta que ofrezca respuestas sobre lo que es o no es este niño. ¿Quién sabe? En realidad, el motor de toda la película es la forma en que sus padres y su maestra intentan hacer lo mejor para él, aun sin saber exactamente qué significa eso, porque el pequeño no puede articular lo que siente como lo haría un adulto.

El director, Silas Howard, es trasgénero. ¿Qué aportó al proyecto?
Trajo muchísimas ideas maravillosas. Al ser trasgénero, me dije: ‘¿Por qué diablos no trabajamos contigo en esto? La historia de cada persona es única y diferente, pero tú aportas algo a este equipo que no se puede fingir y que nadie más puede aportar’.

«Y déjame decirte que, incluso para alguien que se considera de amplio critero, se requiere de cierto tiempo y educación entender realmente el desarrollo de la identidad de género. Entre más te involucras, dices: ‘Ay, Dios, yo tenía ciertas ideas preconcebidas'».

Hablemos de la obra The Boys in the Band. ¿Podrías explicarnos a qué te referías cuando hablaste de la energía que se crea en una habitación con otros ocho actores gay?
«Esta experiencia ha sido única y muy profunda. Mi primera puesta en Broadway fue The Normal Heart (el drama de Larry Kramer sobre la crisis del sida en Nueva York en los 80), pero el elenco no era completamente gay. Después de hacer la obra pensé: ‘Aquilata la experiencia, porque estas oportunidades sólo llegan una vez cada 10 años, e incluso esperar eso es muy ambicioso’.

«Pero ahora me encuentro de regreso, con personas comprometidas con esta historia por razones muy personales. Somos un grupo de nueve personas gay, y nunca había experimentado algo igual. Se da un lenguaje, un ritmo y un entendimiento que no había notado que me hacía falta».

¿Ser gay fue un requisito para entrar al elenco?
Era un deseo profundo del productor, Ryan Murphy. Muchos de los hombres de la producción original murieron de sida. Y no hay duda de que gran parte de la tragedia con el sida tuvo que ver con la secrecía, la vergüenza y la incapacidad de conseguir atención oportuna debido a la etiqueta de homosexualidad que acompañaba a la enfermedad, al estigma de esa época.

«Así que hay algo muy significativo en reponer esta obra cuando podemos ser abiertamente gay y conservar nuestras carreras. Y también es una especie de tributo a esos hombres que valientemente aceptaron esos papeles y atrajeron audiencias considerables, en gran medida porque nunca habían visto una obra así».

Fuente: Reforma

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Héctor García