Claudia Luna Palencia
@claudialunapale
Pocas veces el ser humano tiene la oportunidad de subsanar los errores cometidos en el pasado, máxime cuando se ejerce el poder y se ignora la Historia, porque el desconocimiento es la llave para abrir esa puerta falsa que termina conduciendo a los gobernados a la catástrofe.
Hemos vuelto a la década de 1930 al racismo recalcitrante, la xenofobia maldita, el miedo como partitura de una sonata siniestra para ahuyentar el buenismo de las personas; la generosidad de ayudar al prójimo, ¿para qué hacerlo si son invasores y nos lo quitarán todo?
Bajo el peor de los argumentos, el más falaz y destructivo, hemos vuelto a las andadas en el todopoderoso mundo del siglo XXI a merced de la innovación, la ciencia y los grandes avances tecnológicos, digitales y de comunicación; los seres humanos estamos impedidos de avanzar moralmente superar las viejas barreras y resabios que nos hacen odiar al otro, rechazar al extraño.
Desafortunadamente discursos, actitudes y políticas-bandera enarboladas por gente con poder político porque ostentan la máxima jerarquía como es el caso de Donald Trump, Benjamín Netayanhu, Viktor Orban, Giuseppe Conte o Matteo Salvini no hacen más que fomentar la xenofobia en tiempos precisamente delicados, con gasolina esperando la chispa que la encienda.
Hemos vuelto a Harlem… y a la era de los peores discursos de Hitler, de Mussolini ya no son solo los judíos, los gitanos es que somos prácticamente todos.
Y de nueva cuenta son los de siempre: los más desfavorecidos. Nadie deja su tierra natal porqué sí, y es verdad hay varios tipos de migrantes el de toda la vida es el migrante económico quien abandona a su patria para ir en busca de una mejor suerte para obtener mejores condiciones de vida.
A la actual gran oleada migratoria la está impulsando una terrible combinación de factores negativos: una voraz inseguridad en varias partes del mundo, por ejemplo, la Mara está expulsando a muchos centroamericanos que huyen de sus países por el temor a que les maten o bien porque ya les han hecho daño; en África se huye de la guerra de guerrillas, de las maldades de Boko Haram, de la atroz represión, de la actuación de las milicias y las células terroristas que llegan a poblados a matar y a llevarse a los niños para seguir nutriendo a sus filas.
De Oriente Medio se huye de la guerra, y del poderío del Estado Islámico el caos creado tras la caída de dictadores que, nos guste o no, reunificaban y controlaban a su gente en sus respectivas naciones.
Es una gran migración masiva que nadie sabe a ciencia cierta cómo frenar: África siempre África explotada, atrasada, desertificada, violentada, sumida en la rapaz explotación de los minerales, del coltán, de los diamantes, de los recursos naturales que tiene; pero empobrecida, con graves problemas de democracia, de derechos humanos y de falta de oportunidades para su población.
A COLACIÓN
Este pasado fin de semana arribaron a las costas españolas casi mil inmigrantes en cayucos, lanchas y algunos improvisados barcos; ellos debieron ser rescatados en aguas ibéricas.
Prácticamente todo el Mediterráneo, sus playas, son escenario diario de la llegada masiva de inmigrantes desplazados por mafias que les venden el traslado desde Libia u otras partes de África mínimo por mil euros (24 mil pesos) incluso hay casos documentados de más de 5 mil euros por persona (120 mil pesos); muchas veces los abandonan en el mar, la mayoría mueren ahogados y otros corren con la suerte de ser salvados por barcos de ayuda de alguna ONG.
Determinados países usan una parte de sus fuerzas de seguridad para estas labores y otros definitivamente no hacen nada siendo la sociedad europea la que se ha organizado a través de las asociaciones civiles y repito, organizaciones no gubernamentales, para salvarles y llevarles a tierra firme. Caray, por simple razón: porque todos somos seres humanos y porque nadie sabe, cuando, en determinado momento de su vida le tocará emigrar y convertirse entonces en ese “indeseable inmigrante”.
Pues bien Italia ha tenido un brusco viraje en cuanto al tema de los inmigrantes ilegales que llegan de esta forma a sus primorosas costas: “No habrá más ayuda ni se les recibirá más”.
Hace unos días dejó flotando al Aquarius con más de 600 personas rescatadas en el mar, negándoles el desembarco en tierra italiana, simplemente dio el portazo y con ello agudizó los problemas de la Unión Europea (UE) tan llena de orificios.
Ayer domingo se celebró una minicumbre en Bruselas con 16 de los 28 países miembros de la UE (Europa del Este se niega a recibir inmigrantes ilegales y refugiados) fue un primer encuentro que ha servido para vaciar posturas: Italia quiere que sea eliminado el Reglamento de Dublín pues señala que “la persona debe tramitar su asilo allí donde toca Europa por primera vez”. La estridencia de España, Francia y Alemania pasa por crear plataformas externas donde desembarcarlos y desde allí gestionar su situación y saber si son dignos o no de pisar suelo europeo para ser asilados o refugiados. Hay un desorden de ideas y escasa voluntad, no saben cómo aprovechar y reinsertar a esa repentina mano de obra… y mientras tanto la tasa de natalidad en Europa sigue desplomándose (sic).
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales