Con un crecimiento moderado pero continuo, la economía mexicana resiste a la difícil renegociación del TLCAN y la incertidumbre generada por el proceso electoral del 1 de julio próximo.
«Aunque no es el panorama más sencillo, la economía está bien. Llevamos 33 trimestres creciendo, y esto es altamente inusual», afirmó el director general adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Manuel Molano.
En 2017, México registró un crecimiento de 2.0 por ciento y un 1.3 por ciento interanual en el primer trimestre del 2018, una ralentización atribuida a la Semana Santa, que cayó en marzo y restó días laborables.
Aunque la tasa de crecimiento no es apabullante, equivale al «promedio de los últimos diez años», puntualizó la directora Ejecutiva de Análisis Económico y Estrategia de Banorte, Delia Paredes, citada por la Agencia de Noticias EFE.
El PIB mantiene una trayectoria positiva impulsado por factores como la demanda interna, aupada por una positiva confianza del consumidor.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el consumo privado creció 2.6 por ciento anual entre enero y marzo.
Se le sumó el consumo de gobierno, con un alza del 1.1 por ciento tras tres trimestres en rojo, subrayó Paredes, que pronostica que el país crecerá 2.5 por ciento este año.
La solidez económica se tradujo en más puestos de trabajo con un desempleo de apenas el 3.4 por ciento en abril, y 3.6 millones de empleos formales creados en esta administración.
Citado por un cable de la Agencia EFE, Molano destacó que México tiene una deuda pública creciente y déficit en la balanza de pagos. Y todo ello en medio de un escenario global convulso por las decisiones del Gobierno de Estados Unidos en materia comercial, como la imposición de aranceles.
Donald Trump tiene en el punto de mira a la segunda potencia latinoamericana después de Brasil tras calificar de «terrible» el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Tras meses de reuniones al más alto nivel, la renegociación parece encallada por las exigencias de Trump con Canadá y México, que destina el 80 por ciento de sus exportaciones al país vecino, señala EFE.
Esta encrucijada ha generado efectos adversos. Aunque la inversión extranjera directa (IED) creció un 11 por ciento en 2017 hasta los 29 mil 695 millones de dólares, la negociación frenó la toma de decisiones empresariales.
«Ha habido reinversión, pero los nuevos proyectos están a la espera de una mayor definición (del TLCAN)», apuntó Paredes.
Ya el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió en recientes reportes que el TLCAN y las elecciones presidenciales son focos de «incertidumbre», aunque mantiene la previsión de crecimiento en un 2.3 por ciento.
Las elecciones «suman incertidumbre, y la razón es que el programa económico de los candidatos no está tan claro», manifestó Molano.
López Obrador defiende una confusa receta económica que busca acabar con tres décadas de neoliberalismo apostando por una actualización del llamado desarrollo estabilizador, una etapa de 1954 a 1970 con enorme bonanza económica.
Pero los ingredientes de sus propuestas resultan un tanto extraños. Si bien asegura que buscará la autosuficiencia alimentaria -una medida aparentemente proteccionista- dice defender el comercio exterior y el TLCAN, e incluso presentó ya a su jefe negociador con Estados Unidos y Canadá.
El principal damnificado ha sido el peso mexicano, que en las últimas semanas se situó por encima de 20 unidades por dólar, un valor al que no llegaba desde principios de 2017.
«El tipo de cambio ha servido como mecanismo de colchón de choques», describió Paredes, quien atribuyó la devaluación a la infructuosa modernización del TLCAN y consideró que la moneda ya absorbió el impacto adicional del previsible resultado electoral.
«Es probable que veamos un voto de castigo contra la clase política, pero por cosas que tienen que ver con la política, no tanto con la economía», concluyó Molano, de acuerdo con EFE.
Fuente: Crónica