El Banco de México publicó la semana pasada su Informe Trimestral, así como las minutas de su reunión de política monetaria del pasado 17 de mayo. Además de notar los cambios que ha llevado a cabo la Junta de Gobierno liderada por el Gobernador Alejandro Díaz de León, en torno a mejorar la comunicación del banco central, he percibido un tono de cautela ante los riesgos en los que estamos incurriendo. Cautela en el sentido de estar más al pendiente o más inclinado a reaccionar con incrementos en la tasa de referencia, si se pone en riesgo la convergencia de la inflación hacia el objetivo de 3 por ciento. En este sentido, considero que es muy probable que el Banco de México tenga que elevar la tasa de referencia en su próxima reunión de junio.
En la reunión del pasado 17 de mayo, la Junta de Gobierno decidió no modificar la tasa de referencia, en mi opinión, debido a tres factores: (1) Inflación; (2) tipo de cambio; y (3) postura del Banco de la Reserva Federal de EU (Fed). La inflación ha venido cayendo consistentemente de 6.77 por ciento a finales del año pasado, a tasa anual, a 4.46 por ciento en la primera quincena de mayo. Si bien esto es consecuencia de la restricción monetaria que ha instrumentado la Junta de Gobierno del Banco de México desde diciembre de 2015 –en donde ha incrementadola tasa de referencia en 450 puntos base, de 3.00 a 7.50 por ciento-, en su gran mayoría ha reflejado que casi todos los choques de precios que reflejó la inflación el año pasado (e.g. liberalización de los precios de las gasolinas y del gas LP, así como presiones rezagadas de la depreciación del peso frente al dólar de EU), fueron de carácter no recurrente. Por su parte, en cuanto al segundo asunto, el tipo de cambio peso-dólar, éste ha observado una tendencia ascendente desde mediados de abril, debido principalmente al fortalecimiento del dólar, sobre todo a raíz de las amenazas del presidente de EU sobre la imposición de políticas proteccionistas. En este sentido, si bien el Banco de México tiene que cuidar que una depreciación de nuestra moneda no ponga en peligro la convergencia de la inflación al objetivo de 3.00 por ciento, el movimiento del tipo de cambio era más, como comenté, un fortalecimiento del dólar generalizado, particularmente en contra de las divisas emergentes (“La reciente ola de alta volatilidad en mercados emergentes”, 22 de mayo). Asimismo, también hay que tomar en cuenta que la tasa de referencia en México se ha incrementado de manera muy significativa con respecto a la de Fondos Federales, que controla el Fed, en los últimos años. Así, en cuanto al tercer punto, en su reunión del 12 de abril, el Banco de México ‘se deslindó’ de los movimientos del Fed, en donde por primera vez desde diciembre de 2015 no ‘replicó’ el aumento de tasas del Fed, que había llevado a cabo en marzo.
No obstante lo anterior, las circunstancias para estas tres variables están cambiando o es muy probable que estén por cambiar y eso provoque que el Banco de México tenga que elevar la tasa de referencia en 25 puntos base a 7.75 por ciento el próximo 21 de junio. Por un lado, considero que el ‘deslinde’ del Fed fue muy débil. Si bien Banxico no ‘replicó’ el aumento de tasas del Fed de marzo, varios miembros de la Junta de Gobierno de Banxico comentaron que en el aumento de la tasa de referencia mexicana de febrero ya estaban tomando en cuenta el alza de tasas del Fed de marzo. En mi opinión, esto no significa un deslinde serio y es muy probable que el Fed eleve las tasas en su próxima reunión del 13 de junio. Adicionalmente, existe la posibilidad de que el tono del comunicado, así como de la conferencia de prensa e inclusive de los pronósticos de los miembros del Comité de Operaciones de Mercado Abierto del Fed (FOMC) sea mucho más restrictivo (‘hawkish’). Esto va a poner presión importante para que Banxico también tenga que elevar la tasa de referencia unos días después. Sin embargo, no es lo único. Es probable que la inflación en México -a tasa anual-, pare de disminuir por unos meses al menos, debido tanto al incremento del precio internacional de las gasolinas -por la ‘temporada de manejo’ que acaba de iniciar en EU-, como por una depreciación adicional del peso frente al dólar de EU. En este último aspecto, considero que el nivel del tipo de cambio peso-dólar todavía no tiene incorporada la incertidumbre electoral de nuestro país al 100%, por lo que independientemente de quién sea puntero en las encuestas o de quién gane, anticipo una mayor depreciación del peso de aquí al 1 de julio. Así, pronostico que Banxico elevará una vez más la tasa de referencia en su reunión de junio.
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.