La severa crisis que enfrenta Venezuela ha afectado de diferentes formas a su población, desde abandonar el país y en algunos casos hasta en el suicidio, ya que las personas no logran llegar a fin de mes con los salarios que perciben.
Se estima que durante los últimos seis años han aumentado los casos de pacientes que padecen depresión, como Adolfo Sepúlveda que no pudo comprar los medicamentos que necesitaba y se quitó la vida. No es el único caso.
El 9 de abril, Aniuska Pérez encontró a su esposo ahorcado con una cuerda de nailon. Adolfo Sepúlveda era el supervisor de instalaciones deportivas del Departamento de Proyectos del Instituto Nacional de Deportes (IND), un ente gubernamental venezolano. Sufría de Párkinson y no conseguía los medicamentos necesarios para tratar la enfermedad. Esto le causó un trastorno depresivo que lo condujo al suicidio.
Según la psiquiatra Belinda Labrador los casos de pacientes que padecen depresión han aumentado en los últimos seis años. La crisis económica y humanitaria que vive Venezuela está llevando a su gente a tomar decisiones tan desesperadas como quitarse la vida.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se espera que la hiperinflación para finales de año llegue a más de 13 mil por ciento, por lo el panorama económico no es alentador.
En Colombia la inflación del 2017 fue de 4.09 por ciento, 0.34 por ciento menos que el 2016, según el Banco de la República.
A la mayoría de los venezolanos su salario no les alcanza para llegar a fin de mes. Adolfo Sepúlveda no aguantó la presión de no poder costear su enfermedad. Por eso se suicidó, destacó el diario colombiano el Espectador.
En Venezuela existe una escasez de medicinas de un 80 por ciento, de acuerdo con la Federación Farmacéutica de Venezuela (Fefarven).
La depresión, que debería tratarse con terapias psicológicas y, en los casos de mayor gravedad, con medicamentos psiquiátricos, es complicada de atender porque en muchos de los casos es el contexto del país el que la genera y además no puede ser medicada porque no hay medicinas para su tratamiento.
Fuente: Excélsior