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Alan Parsons: El rock no ha muerto, pero es muy triste el momento para la música

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Aletia Molina

El rock no ha muerto!”. Dice Alan Parsons con serenidad, pero con mucha seguridad. Quizá porque no lo dice por celebrar, porque para él no es sólo el rock lo que debe preocupar en la actualidad sino la música en general, “te voy a decir lo mismo que he dicho sólo a dos personas antes. Grabar música en la actualidad está en graves problemas. Porque la gente ya no la compra, así que el futuro es lo digital, pero creo que se puede mejorar”, expresó el legendario músico a Crónica.

Ahora se encuentra en México, y no como suele hacerlo de forma casual, para visitar las playas de Tulum, sino porque realizará en tierras aztecas su Alan Parsons Symphonic, este 20 de junio en el Auditorio Nacional de la CDMX, y 21 de junio en el Auditorio Metropolitano de Puebla. Durante julio continuará su gira con fechas en Alemania y Polonia.

“Es un momento muy triste para la música grabada. Ya no se puede ganar dinero con la música; las grandes empresas son las que hacen dinero, no los artistas. La salvación que hay es que la gente todavía quiere escuchar música en vivo, y la única manera de atrapar a una audiencia es cuando ésta se sienta a escucharte por una o dos horas”, explicó.

La historia de Alan Parsons se inició el 20 de diciembre de 1948, en Londres; pero fue unos años más tarde, entonces aún era un niño, que dio su primera gran muestra musical cuando descubrió su habilidad en el piano, la guitarra y la flauta. Con el tiempo decidió que su pasión era ser un perfeccionador en la música. Por eso, Alan Parsons Project no era una banda sino un concepto supervisado por él, que hasta la fecha ha sido el más importante en su trayectoria.

“Por eso digo que deben asegurarse de colaborar con otras personas, no traten de hacerlo todo ustedes mismos. Cuando estoy mezclando en el estudio me gusta trabajar en la consola, no me gusta usar la computadora; así que no se aíslen, colaboren con otros”, expresó Parsons.

Pero vayamos más atrás. La carrera musical de Parsons no comenzó en un escenario. Comenzó como ingeniero de audio de los EMI Studios. Más tarde haría historia en los estudios Abbey Road en donde participó como asistente de grabación en legendario disco Abbey Road (1969) de los Beatles, así como en su último álbum, Let It Be (1970).

A propósito de ese momento compartió cómo fue el momento en que conoció a The Beatles: “Estaba aterrado. De pronto entré a un cuarto y estaban todos ahí. Primero vi a George Harrison y luego a John Lennon; me quedé petrificado”, dijo entre risas, de las pocas que se le puede ver al charlar con él.

Como dato curioso; durante la última aparición pública de The Beatles en la azotea de un edificio londinense, mientras interpretaban “Get Back”, se puede ver como Parsons está realizando las labores de técnico de sonido: “Fue el sueño hecho realidad. (…) Fue la base sobre la que se desarrolló mi carrera, el ingeniero que supo ver el futuro del rock. Pero en realidad me hubiera gustado trabajar con ellos un par de años antes: en Let it be y Abbey Road, ellos ya estaban casi separados”, dijo en 2005, durante otra entrevista, a propósito de ese momento.

Parsons posteriormente trabajó con Paul McCartney en varios de los álbumes de Wings, tales como Red Rose Speedway, Hi Hi Hi y C Moon; también supervisó grabaciones de Al Stewart, The Hollies, Cockney Rebel y Pilot, pero su consagración definitiva llegó con el álbum de Pink Floyd, The Dark Side Of The Moon, trabajo por el que fue nominado al premio Grammy como ingeniero de sonido:

“Siempre estaré agradecido por los recuerdos, por la influencia, por lo inspirador que fue trabajar con The Beatles y Pink Floyd, y con el resto de los artistas maravillosos que fueron después. Reconozco que sin ellos no sería quien soy, nunca olvidaré eso. Tuve mucha suerte y estuve en muy buenos lugares en los momentos adecuados”, comentó.

Para cuando llegó el año de 1974, Parsons ya era reconocido por su trabajo como ingeniero de audio, sin embargo, fue el álbum conceptual Time Passages de Al Stewart, el que animó a Parsons a comenzar a crear sus propios registros; junto con el compositor-instrumentista Eric Woolfson, pronto fundó Alan Parsons Project.

Parsons le dio nombre al proyecto aunque apenas tocaba de vez en cuando los teclados y raramente cantaba, dedicándose a la parte de la producción; mientras Woolfson se encargaba de la composición. El proyecto fue concebido fundamentalmente como un foro por el que pasaron un sinfín de vocalistas y buenos instrumentistas de estudio. Entre ellos destacaban Arthur Brown, Colin Blunstone, Cockney Rebel, Steve Harley, Allan Clarke, y el guitarrista Ian Bairnson, interpretando las frondosas composiciones conceptuales de Parsons y Woolfson.

Debutaron en 1975 con Tales Of Mistery And Imagination, una colección inspirada en la obra de Edgar Allan Poe; asimismo, la ciencia ficción de Isaac Asimov sirvió como materia prima para el siguiente, I Robot de 1977. En 1980 en The Turn of a Friendly Card, una meditación sobre los juegos de azar, Alan Parsons Project anotó un hit Top 20, “Games People Play”; en 1982 Eye in the Sky fue el proyecto más exitoso.

A propósito de su cómplice Eric Woolfson, quien falleció en el 2009, a causa de cáncer, Alan dijo: “Tengo muchas cosas que recordar sobre Eric, fue una persona muy generosa, muy divertida. Alguien en quien siempre podía confiar y la verdad es que lo extraño”, comentó y luego el semblante en el rostro cambió “prefiero guardarme esas memorias para mí, son muy especiales”, agregó.

Mientras, Ammonia Avenue de 1984 fue oro, los proyectos posteriores contaron con un éxito pobre, aunque en 1985 con Vulture Culture y en 1987 con Gaudi, volvió a contar con el apoyo de los fans más fervientes. Time Machine los siguió en 1999. Después de una pausa de cinco años, Parsons regresó en 2004 con A Valid Path, en la que incluyó “Tijuaniac”, el tema que trabajó con los mexicanos de Nortec Collective.

Después de muchos años ahora alista un nuevo disco que llegará en febrero del 2019, que incluirá ocho temas y que podría ser lanzado en colaboración con una disquera italiana y su Parsonics, el estudio de última generación que tiene en su casa en Santa Barbara, California: “Acerca del nuevo disco… es un secreto, así que todavía no puedo revelar el título del mismo”.

Lo que sí pudo decir es que aunque se ha adaptado a las nuevas formas de hacer música, con el uso de las nuevas tecnologías, está consciente que la calidad del sonido ha disminuido cada vez más: “tenemos que lograr que el MP3 se vaya, no es bueno. Hay que encontrar la manera de que la gente pueda reproducir en su casa la mejor calidad posible”, comentó.

“Nos guste o no, lo digital se tiene que manejar porque en la actualidad hay muy pocos estudios que utilizan cinta. Nunca pensamos que iba llegar el día en que no se grabara nunca más en cinta, pero ese día llegó y hay que trabajar con lo que hay”, subrayó en otro momento Parsons.

Y añadió, a propósito de usarlas en su nuevo disco: “He tomado ventaja de las nuevas tecnologías pero no las uso como lo hacen todos los demás para maquillar. Yo sigo grabando como siempre lo he hecho, con un ensamble de músicos de verdad, que saben lo que hacen… Soy orgánico”, dijo.

La primera vez que Alan Parsons visitó el país fue en julio de 1995, cuando al lado de Kansas y Procol Harum se presentaron en el Palacio de los Deportes. Desde entonces ha manifestado en distintas veces su gusto por la cultura mexicana, sobre todo por su comida pero también por algunos de sus músicos pues, incluso, además de Nortec, también ha trabajado con Aleks Syntek, en una grabación que tendrá pronto su estreno. A este último lo invitó a su concierto en el Auditorio Nacional (como lo hizo en la más reciente ocasión que se presentó en la CDMX, en noviembre de 2014), pero “dijo que no estará en la Ciudad de México, así que tendrá que ser en otra oportunidad”, comentó.

Durante la charla con Crónica hubo un detalle curioso sobre una pregunta: “Alguna vez Charles Bukowski escribió que hay muchos poetas en el mundo pero muy poca poesía, ¿crees que esto sucede también en la música?”, él respondió “¿Quién? No sé quién es esa persona”, dijo para sorpresa de algunos presentes pero se despidió con una gran respuesta:

“Hay una frase muy famosa que dice que la belleza depende del ojo de quien la mira, lo mismo sucede con la música. En ese aspecto la música es igual que la poesía, que el arte, cualquier forma de literatura, y más. Es algo que los individuos interpretan como ellos quieren interpretarlo. Algunos considerarán que la música que les gusta es la música más importante y otros dirán que no. Es una cuestión individual”, concluyó, aunque sus verdaderas últimas palabras son ese clásico de los que visitan nuestro país: “Amo México, Viva México”.

Con Pink Floyd, Parsons alcanzó su máximo logro como ingeniero de audio por su trabajo en el disco The Dark Side Of The Moon. Fue el responsable de algunos de los aspectos sónicos más innovadores, incluyendo la interpretación no léxica de Clare Torry.

Su primer gran logro se dio en los estudios Abbey Road con The Beatles. Participó como asistente de grabación en legendario disco Abbey Road (1969) de los Beatles, así como en su último álbum, Let It Be (1970).

El trabajo más reconocido de Alan Parsons Project es Eye in the Sky, lanzado en 1982. No sólo los llevó a los lugares más altos de las listas de éxitos mundiales, sino que los sintetizadores del ingeniero británico consiguieron trasladarnos a otra dimensión.

Eric Woolfson fue el cómplice que tuvo cuando decidió llevar su música a los escenarios con Alan Parsons Project, mientras Alan se encargaba de la producción, Woolfson lo hacía en la composición. Falleció en el 2009.

Fuente: Crónica

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