El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, anunció que va a enviar a la frontera con México 35 fiscales y 18 jueces de migración más ante la llegada de la caravana de migrantes centroamericanos que espera a poder entrar y pedir asilo.
«No vamos a dejar que este país sea inundado. La gente no va a hacer caravanas o estampidas en nuestra frontera», dijo en declaraciones a los periodistas en Washington. «Estamos mandando un mensaje a nivel mundial: no vengan ilegalmente».
El fiscal general citó expresamente a los países de Centroamérica y a México. «Tenemos un sistema legal migratorio generoso. Admitimos 1.1 millones de personas legalmente al año», dijo dirigiéndose a ellos.
Al menos dos centenares de migrantes centroamericanos y mexicanos que tomaron parte en una caravana que atravesó México hasta la frontera con Estados Unidos esperan desde el domingo en Tijuana, junto a un puerto fronterizo de entrada, poder entrar y solicitar asilo.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) aseguró el domingo que no tiene capacidad para atender de una vez a todos.
Sessions habló después de que el Departamento de Justicia, al frente del cual se encuentra, anunciara el martes que ha presentado cargos criminales contra 11 supuestos integrantes de esa caravana que entraron ilegalmente en el país.
Los 11 -ocho hombres y tres mujeres, todos centroamericanos menos uno de ellos, que es mexicano- fueron arrestados por la patrulla fronteriza en cuatro puntos distantes entre 3 y 6 kilómetros del puerto de entrada de San Ysidro.
Esta no es la primera caravana de migrantes que llega a la frontera. Todos los años desde 2008 tiene lugar el llamado «viacrucis migrante», que atraviesa México hacia Estados Unidos con el objetivo de visibilizar la situación extrema que viven estas personas, muchas de ellas huyendo de la violencia en Centroamérica.
Pero sobre esta caravana, el presidente Donald Trump construyó un nuevo episodio de su cruzada contra la migración cuando a principios de abril instó a México a pararla, amenazando al vecino del sur con hacer saltar por los aires el Nafta si no lo hacía. Después ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera mientras se construye su muro.
Cuando la caravana inició su viaje a través de México, la integraban más de mil personas. Muchas no tenían intención de llegar a Estados Unidos y se fueron quedando en el camino.
Según dijo el martes a dpa Irineo Mujica, de Pueblo sin Fronteras, uno de los grupos organizadores de la caravana, Estados Unidos aceptó el ingreso desde Tijuana de 25 de los miembros de la caravana para procesar sus solicitudes de asilo.
Fuente: Milenio