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Periodismo: oficio perdido: Carlos Ferreyra

Publicado por
José Cárdenas

Carlos Ferreyra 

 

Sirva el caso de Ricardo Alemán para meter mi cuchara en un tema que hace mucho, diría desde el nacimiento de las redes y el internet, me ha venido lastimando.

Como es generalmente sabido, las profesiones más desacreditadas son, en ese orden, la policía, los políticos en general, los jueces y los periodistas. Notable la ausencia de los delincuentes organizados en esta lista.

El periodismo, tarea de hombres responsables, dedicados al bien común y más a observar e impedir los daños a otros que los propios, ha caído en boca y manos de un pandilla o tribu de cuadrumanos que se han erigido en jueces sin derecho a apelación por parte de los condenados.

Los solones que repletan pantallitas invadiendo páginas propias y ajenas, han propiciado la formación de una imagen que puede sintetizarse en forma tan simple como lo siguiente: un periodista que no coincide con lo que pienso es un vendido, un asalariado de los poderosos, un ser deshonesto, vendido, sin moral y como diría Nikito Nipongo, un cerdo asqueroso o un perro sarnoso.

Reclamo el derecho de los periodistas a tener simpatías partidarias. No pienso que sean criticables los peje—aficionados, aunque en lo personal me parecen personas de escaso criterio; tampoco me parecen criticables los que están en favor de los tricolores, por hoy lo perros del mal aunque todos los partidos caminan por sendas de bandidaje y corrupción.

No me agradan los que pretenden acompañar al PAN mezclado con  PRD y el negocio privado de Dante y sus naranjitos. Un partido donde sistemáticamente vemos cómo se traicionan entre ellos y cómo sus presidentes hoy, sin pudor, niegan lo que antes proclamaron.

Me parece más que evidente el basurero en que está convertida la política nacional, donde se perdió definitivamente la izquierda hoy encarnada, según muchos, en Morena que, a su vez, se alía con cristianos fundamentalistas, de los que el propio dirigente y dueño del partido es pastor, empeñado en revivir las viejas costumbres corporativas priistas metiendo en el mismo costal a perros y gatos.

Las proclamas de un tal Ackerman que se salta las trancas para no pagar en el Metro (hay foto) anunciando una rebelión armada si no entregan la Silla del Águila a Andrés Manuel, no han provocado reacción, salvo los críticos de este gringo devenido morenista.

La declaración de Paco Ignacio Taibo, advertencia de la posible reacción al anuncio de su líder que prevé desatar al tigre por los caminos de México si no recibe la cama de fierro de Benito Juárez y el Recinto—Homenaje para su propia vanidad.

Habrá que recordar lo que ella llamó una gracejada, cuando Denise Dresser deseó que en su siguiente cirugía plástica se muriese la maestra Elba Esther Gordillo, lo que complementó después cuando se conoció el caso del piloto que estrelló su avión contra una montaña; sugirió buscar otro manejador igual para el avión presidencial mexicano.

Pero no han sido estas expresiones concretas, definitivas, anuncio de cataclismo social, sino la reproducción de un texto que había circulado por todos lados sin mayor consecuencia; es más, sin llamar la atención sino como otro de los pronunciamientos a favor o en contra de algunos de los que disputan Los Pinos.

Antes, los periodistas Raymundo Rivapalacio y René Delgado habían sido sometidos al tratamiento del descuartizador de Londres y diseccionados al grado de que hubo quien dudó de que Delgado hubiese sido periodista.

Los más ácidos comentario estuvieron a cargo de informadores profesionales, que parece que guardan en sus mochilas más odios que recuerdos positivos de una profesión tan grata. Y que no sienten el mínimo respeto por sus compañeros de oficio de quienes no se molestan por lo menos de conocer su vida profesional y sus logros.

Así ha sido la historia en el caso de Alemán: que no siente simpatía por don Peje, es evidente; que dedica gran parte de su tiempo a cuestionar las actividades del aspirante tabasqueño, cierto; que en general no miente sino usa informes seguramente trascendidos desde las esferas del poder, es evidente.

Y que ha hecho de su portal un buen negocio en el que incluye publicidad comercial y política, lo hacen todos. Pero nunca se vio en la historia de este país alguien tan atacado, tan denostado y tan, digámoslo así porque así lo intuyo, difamado. Las acusaciones en su contra van acompañadas de afirmaciones pero, como exigen los propios detractores, sin prueba alguna.

Los dueños de páginas y blogues están ganando dinero. Y lo hacen a manos llenas, son las nuevas formas del periodismo en el mundo. Eso no los hace ni mejores ni peores. Olvidan a los Denegris y la cauda de pillos que hicieron de esta profesión fuente de inmensas riquezas.

Pero Alemán es lo de hoy… no hay más.

carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com

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José Cárdenas