Nick Leeson, ex operador de derivados financieros del desaparecido banco inglés Barings Bank, admite abiertamente el gran error que cometió en los noventas. No parece sorprendido cuando alguien le pregunta detalles al respecto. No da muestras de tristeza. Simplemente contesta gentilmente las preguntas que le hacemos un pequeño grupo de amigos que trabajamos en el sistema financiero mexicano y un servidor. Nick detalla fríamente la forma en que escondió las operaciones que llevó a cabo durante su estancia como director del departamento de futuros y opciones de Barings en su subsidiaria de Singapur, a principios de los años noventa. Asimismo, nos comenta qué es lo que pudieron haber hecho sus superiores, así como los reguladores y auditores para que un error de diez mil libras no escalara a pérdidas mayores de mil millones de libras (i.e. un billón anglosajón) y quebrara al banco privado más antiguo del mundo. Confieso que es un sentimiento extraño estar frente a la persona que llevando a cabo operaciones ilegales, haya conducido a la quiebra a la institución que entre otras operaciones históricas, financió la compra del territorio de Luisiana en 1803 al gobierno de los Estados Unidos.
No obstante lo anterior, ahí nos encontramos con él, en un salón privado del Club Piso 51, en lo más alto de la Torre Mayor, en la Ciudad de México. Nick pide una cerveza y no solo platica de esa época de su vida, que sin empacho alguno considera su más grande fracaso personal, sino que reconociendo toda la responsabilidad de lo que hizo, nos comparte cómo se sintió cuando las pérdidas iban ascendiendo y cuando se tocó el punto en el cuál ya no había manera de deshacer esos errores. Esas operaciones, cuyos resultados escondía como asientos contables en la ‘misteriosa’ cuenta 88888, a la que bautizó así porque el ocho es el número de la suerte en China. Al escuchar a Nick, no puedo dejar de pensar en las escenas de la película que se filmó sobre su vida: ’Rogue Trader’, en donde el actor escocés Ewan McGregor -arropado con una exótica bata amarilla con rayas negras, utilizada por Leeson y su equipo en el piso de operaciones-, personifica a Nick Leeson llevando a cabo grandes volúmenes de operación en la bolsa de derivados de Singapur (Singapore International Monetary Exchange o Simex).
A pesar de que Nick siente que la película exagera un poco en la dramatización de lo que realmente sucedió, comenta que sí pone de manifiesto los principales problemas que vivió durante esa época, así como el hecho de que no lo hizo para volverse millonario, sino para no enfrentar su fracaso como profesionista. Sin embargo, destaca tres diferencias importantes: (1) Le hubiera gustado vivir como vive Ewan McGregor, en su personificación de Leeson; (2) si bien en la película se percibe que su equipo de trabajo estaba ‘coludido’ con Nick para esconder las operaciones ilegales, Nick acepta toda la responsabilidad, sobre todo que contaba con un equipo inexperto en donde la novedad de la operación de derivados -que conlleva cierto grado de complejidad-, hacía que fuera sencillo decirles qué hacer; sin recibir muchos cuestionamientos; y (3) su esposa no ‘lo dejó’ -como deja ver la obra cinematográfica-, sino que él propició el divorcio. En este sentido Nick añadió que uno de los aspectos que lo hizo salir adelante en un ambiente ‘gris’, de alta incertidumbre, fue justamente poder tener certidumbre en los aspectos que él sentía que podía controlar a los que llamó ‘blanco o negro’. En esta ocasión Nick no calificó las pérdidas crecientes de Barings como ‘ese ambiente altamente incierto’, sino a los años que vivió en la cárcel después del quebranto del banco.
Nick estuvo preso en la cárcel Changi en Singapur por poco más de tres años. Por si fuera poco, a Nick ‘le llovió sobre mojado. En su tercer año en prisión le dio cáncer. Enfrentó una cirugía mayor y un proceso de quimioterapia, en el cuál nos confesó que si bien el proceso de quimioterapia fue difícil, por decir lo menos, algo que hizo más complejo este proceso es que tenía que estar esposado en la cama de hospital.
Mi admiración y respeto a Nick Leeson. Claramente no por haber realizado operaciones ilegales y esconder las pérdidas, sino porque a pesar de ese gran fracaso, haber estado en la cárcel a sus 28 años y enfrentar cáncer, hoy por hoy ha salido adelante y dedica su vida a compartir su experiencia dando conferencias sobre riesgo operativo, así como de superación personal y ayudando a quienes están viviendo situaciones similares. Agradezco a Allan Barush, del Instituto RiskMathics por haber hecho posible tener una conversación franca y amigable con Nick Leeson, por segunda vez.
Twitter: @G_Casillas
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.