Las entradas para el encuentro amistoso entre la selección de Israel y la Argentina, con la participación del astro Lionel Messi, previsto para el 9 de junio en Jerusalén, se agotaron en menos de media hora después de ponerse a la venta el domingo.
Los 20.000 asientos disponibles se vendieron en 20 minutos y cerca de 100.000 personas intentaron en vano obtener un billete en la página web de la sociedad de venta de entradas. «Ningún evento deportivo había provocado anteriormente esta histeria en Israel», afirmó un portavoz de Lean, la web oficial para la venta.
El partido se disputará el sábado 9 de junio desde las 15.30 (hora argentina) en el estadio Teddy de Jerusalén que tiene una capacidad para 31.730 espectadores.
También se vendieron 5.000 localidades a los aficionados del equipo nacional de Israel en una preventa reservada para ellos, y más de 4.000 entradas fueron compradas para su distribución a niños de familias desfavorecidas.
Los precios variaron de 44 shekels (alrededor de 10 euros) para niños y soldados, a 825 shekels (alrededor de 198 euros) en el área VIP. En las redes sociales, la venta de entradas en negro ya llegó a 4.500 shekels (unos 1.000 euros) el lunes por la mañana.
Argentina jugará contra Haití este martes, y frente a Israel una semana antes de su primer partido en el Mundial de Rusia ante Islandia, el 16 de junio.
El equipo israelí terminó cuarto en el Grupo 7 en la clasificación para la Copa del Mundo , detrás de España, Italia y Albania.
Su última clasificación para un Mundial fue en 1970. En el pasado, Argentina se enfrentó a Israel varias veces en partidos amistosos, generalmente antes de la Copa del Mundo, sufrió una derrota en 1998 (1-2) pero aplastó a los israelíes en 1990 con Maradona al mando, por un resultado de 7 a 2.
Aún no se conoce el programa de la visita del equipo argentino, pero según las informaciones publicadas por los medios, los jugadores deberían acudir el viernes previo al encuentro a la ciudad vieja de Jerusalén, donde visitarán el Santo Sepulcro y el Muro de los Lamentos.
Fuente: La Nación