El Diario Oficial de la Federación consigna el 21 de mayo como fecha de luto para toda la nación. Pasado mañana nuestra bandera deberá izarse a media asta y quienes han profundizado en el estudio de los hechos históricos saben que hace 98 años el presidente Venustiano Carranza -uno de los sólidos pilares de la Revolución Mexicana- encontró la muerte en una pequeña localidad de la sierra poblana,cuando fue acribillado por órdenes de quien fingía custodiarlo, Rodolfo Herrero.
Del oscuro jacal donde murió, el cadáver de Venustiano Carranza fue trasladado a la Ciudad de México y sepultado en el Panteón Civil de Dolores. La patria jamás acabará de reconocer la enorme importancia de su avanzada obra política que nos dio a los mexicanos la certidumbre de un proyecto de gobierno a través de su Constitución Política.
Precisamente, las primeras elecciones generales, después del triunfo de la lucha armada, pudieron realizarse gracias al apoyo moral y legal de nuestra Carta Magna. Y debido a la aguda visión de estadista del presidente Carranza, el movimiento armado que derrocó al régimen dictatorial en 1910 encontró su cauce hacia la consolidación de la paz y al establecimiento del orden legal.
El Primer Jefe –como llamaban al presidente Carranza- luchó contra el usurpador Victoriano Huerta; creó el Ejército Constitucionalista que sería la base del Ministerio de Guerra y Marina. Empeñado en el fortalecimiento institucional sostuvo enconada lucha contra las fracciones rebeldes; firme defensor de la soberanía nacional exigió al gobierno de los Estados Unidos la desocupación de Veracruz y, siempre conciliador, rebasando las preferencias y los intereses de grupos, con una clara vocación social que recogía las aspiraciones de los trabajadores del campo, buscó el entendimiento con Emiliano Zapata y Francisco Villa, otros dos baluartes del movimiento revolucionario.
En 1920, el territorio nacional todavía era el escenario de la pasión y la inconformidad de grupos y facciones. El afán caudillista debilitaba la unidad y el orden. En ese año llegaba a su fin el período del gobierno del presidente o Carranza y pese a su intención de estabilizar el país, no fue posible debido a las acciones tomadas en su gobierno.
El tema de las elecciones presidenciales motivó a que el 23 de abril de 1920 se diera a conocer el Plan de Agua Prieta, promovido por el General Adolfo de la Huerta, por medio del cual se desconoció al gobierno de Carranza. El general Álvaro Obregón se unió al Plan para también desconocer al gobierno legítimo.
A manera de respuesta, Carranza lanzó un manifiesto a la Nación el 5 de mayo de 1920, en el que lamentó la lucha política prematura, condenó la propaganda subversiva obregonista a base de ataques a su gobierno y la ambigüedad del general Pablo González al hacer campaña sin dejar el mando militar. Además, convocó a las fuerzas leales a sumarse al esfuerzo para trasladar los poderes federales a Veracruz, denominando a esto “Columna de la Legalidad”.
Para evacuar la capital, Carranza empleó la línea del Ferrocarril Mexicano y consideró que las fuerzas de caballería eran suficientes para proteger la salida de los convoyes. El 7 de mayo salieron los trenes del patio de la Estación de Buenavista. El 9 de mayo, las fuerzas carrancistas fueron atacadas en Apizaco, Tlaxcala, donde la caballería del Colegio Militar logró rechazar al enemigo.
Después de este evento, se presentaron deserciones que se acentuaban cuando eran atacados; a pesar de todo, las fuerzas carrancistas lograron rechazar al enemigo en varias ocasiones.
Posteriormente, los miembros de la “Columna de la Legalidad” decidieron abandonar los trenes y por medio de partidas de caballería, conducir en carruajes a las haciendas más cercanas, llevando el erario nacional, ametralladoras y municiones.
Carranza escapó con un pequeño grupo de militares y civiles y continuó la marcha. La tarde del 19 de mayo llegaron a la ranchería de Coamachalco, pasaron por el río Necaxa y se hizo un alto en el pueblo de Patla, Puebla. En este lugar, el general Rodolfo Herrero se incorporó a la columna y debido a que conocía la región se le nombró guía.
Venustiano Carranza llegó con un pequeño grupo de leales a Tlaxcalantongo, entre las tres y cuatro de la tarde, pero en la madrugada del 21 de mayo de 1920, aproximadamente a las cuatro y media, un grupo de hombres armados encabezado por el propio Herrero dispararon sobre la choza donde descansaba el presidente Carranza dándole muerte.
Con el asesinato de Venustiano Carranza se declaró el triunfo de la Rebelión de Agua Prieta. El poder ejecutivo fue tomado de manera interina por Adolfo de la Huerta, el 1º de junio de 1920. Y finalmente el 1º de diciembre de 1920, el general Álvaro Obregón asumió el cargo de Presidente de la República.
El 21 de mayo fue día de luto en la conciencia nacional.