Rafa Márquez no volverá a ponerse la rojinegra en el Jalisco. El michoacano, después del Mundial, cambiará la cancha de entrenamiento por el escritorio y será dirigente del Atlas. Buscará como directivo darle lo que como jugador no pudo: el campeonato.
Rafael Márquez pelea con Hugo Sánchez por ser el mejor jugador mexicano de todos los tiempos, pero a diferencia de ‘Hugol’, Rafa brilló lejos de Colomos, fue campeón en Mónaco y formó parte del mejor Barça de la historia, donde ganó un par de Champions y varias Ligas de España.
Rafa jugó su último duelo como rojinegro en casa, el capitán de la selección se va y la gente de Atlas le reconoció su aporte al futbol.
Primero, todos los jugadores de Atlas salieron con la camiseta y el número 27 en alusión a la cifra con la que Rafa debutó como profesional. Después la Barra 51 desplegó un tifo con la imagen del Rafa actual, mirando al horizonte y con la rojinegra bien puesta.
En estos tiempos tan convulsos en que la barra de Atlas está tan dividida, en que el divorcio con la directiva es más que evidente y cuando Gustavo Guzmán ha demostrado estar lejos de la altura de su puesto, irrumpe Rafa Márquez, el michoacano logra lo impensado, une a los rojinegros, es el común denominador de la afición y directiva. La afición del Atlas despidió a Rafa, como Chivas no pudo despedir a Oswaldo Sánchez, Ramón Morales, Bofo Bautista u Omar Bravo, todos los anteriores le dieron títulos al Rebaño y se fueron por la puerta trasera. Anoche Rafa se iba del Atlas y lo despidieron como si las Champions las hubiera obtenido con el equipo de Colomos.
Hoy Rafa es el escudo de la Fiel, es más que un emblema, es más que Los Amigos del Balón y Los Niños Catedráticos. Rafa, sin ganar un título con La Acadé, es su máximo orgullo.
Es el hijo que se tuvo que ir de casa para triunfar, el que ejemplifica la máxima de la barra, «La Fiel no vive de Copas, sino de la pasión que provoca».
Fuente: Milenio