El nuevo secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, ha reiterado este domingo en Arabia Saudí la amenaza del presidente Donald Trump de romper el acuerdo nuclear con Irán, si este país no acepta reformarlo. Pompeo también ha acusado a Teherán de apoyar el terrorismo, para satisfacción de sus anfitriones saudíes, a quienes no obstante ha instado a resolver su disputa con Qatar. Su rápida primera visita a Oriente Próximo prosigue con una escala en Israel, donde se espera que vuelva a abordar lo que EEUU y sus aliados regionales tachan de “amenaza iraní”.
“Irán desestabiliza el conjunto de la región”, ha declarado Pompeo durante una conferencia de prensa conjunta con su homólogo saudí, el ministro de Exteriores Adel al Jubeir. “A diferencia de la Administración precedente, nosotros no vamos a descuidar el vasto alcance del terrorismo iraní”, ha subrayado. En su opinión, “Irán ha estado actuando peor desde la firma del acuerdo nuclear”. Por ello, ha explicado, EEUU considera que el pacto alcanzado entre Teherán y las seis grandes potencias en 2015 “no es suficiente” para frenar sus ambiciones.
No obstante, Pompeo, que por la mañana ha sido recibido por el rey Salmán y la víspera cenó con el heredero y hombre fuerte saudí, Mohamed Bin Salmán (MBS), ha declarado que Washington “sigue trabajando” con sus aliados europeos” para corregir el Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC), como se denomina formalmente el acuerdo. “Si no se puede alcanzar un [nuevo] entendimiento, el presidente ha dicho que lo abandonara”, ha añadido, dando a entender que Trump aún no ha tomado una decisión.
Sus palabras sonaban a música celestial en Arabia Saudí, cuya tradicional rivalidad con Irán se ha convertido en enemistad abierta desde la llegada al trono del rey Salmán y su adopción de una política regional más activa. Al Jubeir, un hombre de confianza de MBS, ha defendido un endurecimiento del acuerdo, en lo que se refiere a enriquecer uranio y las inspecciones. Además, se ha pronunciado en favor de nuevas sanciones a Teherán por su programa de misiles balísticos y su “injerencia en los asuntos de los países vecinos”.
Nadie se llama a engaño. Todos los portavoces iraníes, tanto ultras como moderados, rechazan renegociar el pacto multilateral a instancias de una de las partes. Mientras tanto, sea cual sea la salida por la que opta Trump, la espada de Damocles que su amenaza ha colocado sobre el PIAC ha frenado los beneficios económicos que los iraníes esperaban obtener a cambio de poner coto a su programa nuclear. Además de que Washington nunca levantó sus sanciones propias, dificultando las transacciones financieras, la mayoría de las grandes empresas prefieren no arriesgarse ante la incertidumbre que supone la posible reimplantación de restricciones internacionales y las propias deficiencias del sistema iraní.
Pompeo, un exmilitar de 54 años que hasta su nombramiento en marzo dirigía la CIA, también ha abordado la crisis diplomática desatada el año pasado por la decisión de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (secundados por Bahréin y Egipto) de cortar lazos diplomáticos y comerciales con Qatar. “La unidad del Golfo es necesaria y tenemos que lograrla”, ha subrayado el secretario para quien esta pelea de familia complica sus planes en la zona, ya que sus Fuerzas Armadas tienen una importante base militar en ese país. Recientemente, la aparente presión estadounidense logró que militares cataríes participaran en unas maniobras conjuntas celebradas en territorio saudí. Sin embargo, ni Riad ni Abu Dhabi han cejado en su propaganda contra Doha, objeto de críticas y denuncias casi diarias en sus medios de comunicación.
Fuente: El País