La severa crisis política y económica que vive Venezuela enfrenta ahora un nuevo escándalo sobre un desfalco de dos mil millones de euros en cobros ilícitos entre 2007 y 2012 realizado por 35 antiguos jerarcas de Petróleos de Venezuela (PDVSA).
La treintena de antiguos jerarcas de PDVSA y empresarios afines al chavismo están en la mira de la Justicia de Andorra como parte de una investigación que busca descifrar el millonario desfalco.
El manejo turbio en el círculo de poder venezolano de licitaciones de contratos en el sector energético llevó a una jueza del principado europeo a indagar en detalle el organigrama de PDVSA: cargos, responsabilidades y vínculos comerciales de 35 personas que circularon esta formidable suma por una enredada telaraña de cuentas bancarias.
El diario español El País reveló la víspera la petición de la magistrada a las autoridades venezolanas, tras remitirles la lista de los clientes involucrados en el flujo de divisas, incluidos varios exministros del régimen chavista.
«Para entender el sistema de corrupción es necesario determinar cuál era la ocupación y la responsabilidad de la persona sobornada”, afirmó la magistrada Canòlic Mingorance.
Los exdirigentes venezolanos, empresarios y testaferros del régimen bajo la lupa del país europeo, aprovecharon su influencia y organizaron un sistema de comisiones que les dejaba millones de euros que posteriormente se mandaban a otros paraísos fiscales como Suiza y Belice.
Entre los nombres de algunos de los acusados se encuentran los de Nervis Villalobos, Javier Alvarado y Diego Salazar, este último, primo de Rafael Ramírez, uno de los antiguos ministros del chavismo que presidió la estatal petrolera y sobre cuya cabeza pesa una orden de aprehensión en Venezuela.
La acusación pesa sobre líderes y testaferros de políticos del gobierno durante la presidencia del finado Hugo Chávez, pero al menos un alto cargo durante el actual gobierno de Nicolás Maduro también camufló fondos en la Banca Privada de Andorra (BPA), blindada hasta el pasado año por el secreto bancario.
Fuente: Excélsior