Ricardo Anaya quiere dos cosas en Veracruz: primero, que Miguel Yunes Márquez, el hijo del Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, gane la elección, y segundo, obtener más votos que el propio Yunes en el estado, es decir, apropiarse de una buena parte del sufragio diferenciado.
Anaya da por hecho que Yunes Junior vencerá en Veracruz, asunto que más allá del discurso habitual optimista, no puede afirmar sobre su proceso rumbo a la Presidencia. Claramente López Obrador, en cualquier encuesta publicada hasta el momento, adelanta por varios puntos al panista, y por supuesto, a José Meade.
Si Josefina Vázquez Mota fue capaz de ganar en Veracruz cuando buscó la Presidencia, hace casi seis años, estando en su apogeo un empoderado Javier Duarte, y sin los Yunes azules dominando Palacio de Gobierno y algunos municipios con muchos votantes, ¿por qué no habría de repetirse la victoria panista con mayor margen aún?
El escollo para Anaya en Veracruz se llama AMLO. Si bien tenían presente que el PRI de Duarte lo hizo crecer bastante la pasada elección buscando disminuir a Yunes Linares, no esperaban que a estas alturas pudiera competirles no sólo la Gubernatura del estado, sino los votos hacia la Presidencia.
AMLO, Anaya y Meade saben que gran parte de la victoria se encuentra en CDMX, Edomex, Jalisco y Veracruz. En el papel, la capital mexicana es del tabasqueño; el Estado de México, del PRI, aunque Morena creció; Jalisco, de la alianza encabezada por el PAN, aunque el fuerte ahí es MC, y Veracruz, donde a pesar de los Yunes azules, el blanquiazul no domina claramente. De ahí que el primer lugar en la tierra de Agustín Lara sea ansiado por los candidatos punteros.
Ricardo Anaya no sólo busca derrotar a AMLO y Meade en Veracruz, también al propio Miguel Yunes. En el CEN del PAN piensan -y les asiste la razón- que es “un poco menos complicado” vencer a Cuitláhuac García por la Gubernatura que a su mentor por la Presidencia.
Anaya y su gente tienen claro que el candidato de Morena en Veracruz, sin “despeinarse”, obtuvo más de 800 mil votos en la pasada elección cuando AMLO no competía simultáneamente. La coyuntura podría acercarlo al millón de sufragios, y el “peje”, “bajita la mano”, llevarse doscientos mil extras.
En corto, Anaya se muestra más prudente y menos confiado que Miguel Ángel Yunes Márquez. No da victoria por sentada, simple y sencillamente porque no ha ganado ni la renovación del Gobierno y mucho menos la lucha por Los Pinos. El equipo de Anaya no cree que en Veracruz se gana sólo con el apellido de su candidato.
Anaya sabe que teniendo Jalisco y Veracruz puede competirle a AMLO con su dominio en CDMX, pero si el líder de Morena gana en la tierra de los Yunes azules, las cosas se pondrán “color de hormiga” para el Frente rumbo a la Presidencia.
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