El general retirado José Efraín Ríos Montt murió este domingo de un infarto y fue sepultado horas después en medio de vítores de compañeros de armas y la indignación de las víctimas del férreo régimen de facto que dirigió entre 1982 y 1983, dejando impune uno de los casos de genocidio más cruentos de Guatemala.
El exdictador, de 91 años falleció en su casa. Por allí pasaron, entre otros, su hermano, el obispo católico Mario Ríos Montt, quien no hizo ningún pronunciamiento y su médico particular y ministro de Salud en el gobierno de Alfonso Portillo (2000-2004), Mario Bolaños, quien dijo que la senilidad causó su fallecimiento a causa de un infarto.
Los restos fueron trasladados por una funeraria al cementerio privado La Villa de Guadalupe, donde fueron inhumados, después de su velatorio en su residencia.
Su hija, Zury Ríos, agradeció las muestras de solidaridad y dijo que era “hermoso que este día que Jesús resucitó, él recoja a mi padre”, a quien llamó “el general de generales”.
“Aunque nos molestara su moralidad, siempre predicó con el ejemplo”, expresó y aseguró en medio de aplausos y de gritos de “viva Ríos Montt”, que su padre “se fue libre y está libre”.
Mientras sus restos eran inhumados, miembros de la organización ‘Hijos’ hacían una pintada en la Plaza de la Constitución que decía: ‘Ríos Montt, los pueblos no olvidan ni perdonan’.
También exigieron justicia por el genocidio que se le atribuye cuando estuvo en la jefatura de Estado.
Ríos Montt gobernó de facto Guatemala y puso en marcha políticas de tierras arrasadas y programas de’ fusiles y fríjoles’, en los que el gobierno entregaba fríjoles para la alimentación, pero también fusiles para combatir a la guerrilla, para diezmar a los grupos subversivos.
Los grupos paramilitares creados por su régimen y el Ejército arrasaron más de 400 aldeas y causaron masacres en las poblaciones indígenas que eran consideras enemigas del Estado, según los relatos que salieron a luz pública durante su juicio en 2013.
Sin embargo, tras su muerte toda la persecución penal que pesaba en su contra y los procesos judiciales cesaron, según la ley.
Uno de ellos era el juicio por el asesinato de 1.171 indígenas de la etnia maya ixil, por el que enfrentaba en la actualidad a la justicia por segunda vez en un proceso especial debido a que había sido declarado con demencia en 2015.
Por este caso Ríos Montt fue declarado culpable de genocidio y deberes contra la humanidad, como se tipifica en Guatemala el delito de lesa humanidad, y fue condenado a 80 años de prisión.
No obstante, la Corte de Constitucionalidad (CC), la máxima instancia jurídica de Guatemala, anuló esa sentencia por errores en el proceso y ordenó un nuevo juicio.
En ese sentido, Nery Rodenas, de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, comentó que era ‘lamentable’ su muerte, pero también que la sentencia de 2013 “no se haya ejecutado”.
“Esa sentencia inicial es un precedente muy grande y es la verdadera sentencia, aunque no fue respetada por los Tribunales”, aseguró por su parte la premio Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Menchú.
Además, lamentó que los seguidores del general golpista aprovechen su muerte para “enaltecer su terrorismo de Estado, aunque resaltó que la indignación de las víctimas es la protagonista número uno”.
La muerte “no exime ni perdona” al genocida, se pronunció por su lado la organización ‘Hijos’ que agrupa a familiares de las víctimas del conflicto armado (1960-1996).
Alfonso Portillo, quien aupado por Ríos Montt y su partido Frente Republicano Guatemalteco (FRG) llegó a la presidencia el 16 de enero del 2000, lamentó la muerte del exdictador y dijo que siempre recibió el apoyo del general, “aun en los momentos más difíciles” de su vida.
En el 2013, el expresidente Portillo fue extraditado a Estados Unidos por blanqueo de dinero, y en febrero de 2015 retornó al país tras cumplir una condena.
El Gobierno del presidente Jimmy Morales se limitó a lamentar la muerte de Ríos Montt y expresó su solidaridad a su esposa e hijos por “tan sensible pérdida”.
También el Congreso se unió a las muestras de condolencias por el deceso del exjefe de Estado de facto y dispuso que por su calidad de expresidente de ese alto organismo le iba a rendir honores en el Parlamento, pero la familia lo rechazó.
La despedida de los restos del exdictador fue íntima y con la participación de los más allegados.
Fuente: Noticieros Televisa
3 comentarios
Fue un títere de ultraderecha más de los EE.UU, impuesto bajo en mandato de Ronald Reagan en este caso. Su mandato (1982-1983) coincidió con la reacción de los EE.UU. debido a los sandinistas que llegaron al poder en Nicaragua en el verano de 1979. En octubre del mismo año, los EE.UU. apoyó un cuartelazo en El Salvador y entró al poder un gobierno de ultraderecha encabezada por Roberto D’Aubuisson y una represión brutal en ese país. Rios Mont fue un monstruo en Guatemala, por desgracia y su mandato fue de lo más sangriento. Son capítulos del abuso de los EE.UU. perpetrado en este hemisferio desde que se auto-declaró el «bully» del hemisferio conforme a la Doctrina Monroe emitida formalmente en 1823.
Maldito genocida represor, que suerte del desgraciado que se escapo de pisar la carcel.
Gracias por su comentario…